Medio siglo sin Delhy Tejero es demasiado tiempo para que la artista toresana no haya recibido aún un mayor reconocimiento de la crítica, a pesar de ser una pintora que dominó varias técnicas y que plasmó en sus obras su marcada personalidad, su genialidad, su universo interior y su inagotable imaginación. En un acto de "estricta justicia" con una de sus artistas más reconocidas, la ciudad de Toro ha querido rendir un homenaje a Delhy Tejero en el 50 aniversario de su fallecimiento con la exposición "Cruce de miradas", que ayer fue inaugurada en la antigua Iglesia Mercedaria, situada en la calle Labradores, e integrada por una cuidada selección de 52 obras. Familiares, autoridades y personalidades del mundo de la cultura y el arte asistieron ayer a la inauguración de la muestra, que permanecerá abierta hasta el 14 de octubre y que reúne obras legadas a sus familiares y otras cedidas por el Ayuntamiento, la Fundación González Allende o José Antonio del Pozo, quien también ha prestado el enclave elegido para el montaje de "Cruce de miradas".

En la inauguración de la muestra el sobrino de la artista, Javier Vila, reconoció la implicación del Ayuntamiento por ser la institución "inspiradora" de la exposición, en la que ha colaborado Caja Rural, y por haber retomado el expediente para nombrar a Delhy Tejero "Hija Predilecta" de su ciudad natal. Vila, junto a su hija Inés, se han encargado del diseño expositivo de "Cruce de miradas" que, como precisó, "se convirtió en un reto", en especial, por las reducidas dimensiones de la antigua iglesia elegida para albergar la muestra, en cuyo montaje también han colaborado Ruth Martín y Adrián España. Para solucionar las reducidas dimensiones del espacio se ha incorporado una "arquitectura efímera en forma de pirámide truncada y tumbada", que ha permitido incrementar la superficie en la que poder exponer un mayor número de obras. Esta estructura, como matizó Vila, también permite crear una perspectiva focalizada en un autorretrato de la pintora, colocado sobre su antiguo caballete, y que el espectador percibe nada más entrar en la sala, "cruzando su mirada con la de la artista que lo que ve en el extremo opuesto es una vista panorámica de Madrid desde su estudio sobre los tejados al amanecer que en la ciudad, en aquellos tiempos todavía era azul". Del mismo modo, como apuntó Vila, la pirámide tumbada funciona como un cofre en cuyo interior se exhibe "la pintura de investigación y de búsqueda" de Delhy Tejero, tales como las fusiones-maternidades, las brujas "como mundo onírico" y obras surrealistas y abstractas. En el exterior de la pirámide el espectador puede admirar algunas obras que la artista realizó por "encargo", pinturas sobre viajes, el regionalismo, la familia y otras religiosas, al margen de obras de pequeño formato inéditas que no se habían expuesto hasta ahora. En un recorrido por la exposición el espectador podrá comprobar la "evolución constante" de Delhy Tejero, una artista completa que destacó en varias disciplinas como la pintura, el dibujo, la ilustración, el mural o la escritura.

En la inauguración de la exposición el alcalde, Tomás del Bien, se refirió a Delhy Tejero como una de las "artistas más universales de Toro" que, con sus pinceles y sus obras, "traspasó fronteras". No obstante, remarcó que, en la historia de la pintura y el arte, Delhy Tejero no ha sido suficientemente reconocida, por lo que encomendó a los toresanos y a las personas que admiren la exposición divulgar su genialidad y maestría. Al margen de la exposición, a lo largo del año se organizarán otros actos para recordar a la artista toresana.