A pesar de haberse dedicado toda la vida a trabajar como técnico en las cooperativas de Mondragón, Jose María del Palacio, ya jubilado, decidió escribir un libro que hablara de sus padres, que fueron emigrantes forzosos, con el objetivo de que los ciudadanos conozcan cómo era la vida en la ansiada Transición a la democracia, que "terminó por defraudar a todos", según el autor. Con "Secuelas de nuestras guerras y derrotas, de la República a la modélica democracia", Del Palacio prosigue la investigación histórica que inició con el libro "Matando sueños, sembrando miedos. Morales de Toro, 1936", publicado en 2009. Del Palacio presentará mañana sábado, a las 11.30 horas en los salones culturales de Alberto Gatón de Morales de Toro, su segundo trabajo literario y de investigación.

-¿De qué trata su segundo libro?

-La obra es una memoria de toda la generación que luchó en la guerra y perdió, o sea, la generación de izquierdas fundamentalmente. Es decir, toda la gente que luchó por la democracia republicana y por la legalidad y fue marginada y olvidada. Lo que he investigado ayuda a conformar una visión de los que fueron los derrotados y los vencidos.

-¿Por qué eligió el título con el que ha publicado su relato?

-Por el quinto capítulo, donde se ve cómo se frustró una ilusión por una democracia, y de ahí digo que nos hicieron una campaña de imagen de la Transición. Y es que la Transición representa un beneficio para unas élites, donde el pueblo quedó marginado, ya que sufrió la reducción de sus derechos. De ahí proviene el título "Las secuelas de nuestras guerras y derrotas". En cuanto a la parte "De la República a la modélica democracia", cuento que todo eso ha sido una evolución, es decir, como hemos tenido un proceso, en el que, de alguna manera, los que mandan hoy, mandaban ya antes. La modélica la puse en cursiva por el cambalache de que nos decían que la Transición era modélica, aunque lo que realmente era un lavado de imagen, una mentira.

-¿Qué mensaje ha querido transmitir en el libro que presenta mañana en Morales de Toro?

-El mensaje que quiero transmitir en el fondo es que la Memoria Histórica nos ofrece lecciones muy interesantes para poder comprender la sociedad española hoy en día. Esa es la idea central. Y, resumiendo más todavía, a pesar de lo que nos han hecho creer, las clases populares tenemos en nuestra mano la llave de nuestra calidad de vida, y de la calidad democrática.

-¿Qué conclusiones se pueden extraer de su obra?

-Una de las conclusiones que yo saco, es el que pueblo estando muy atento, participando y moviéndose, tiene la llave para mejorar su vida. Pero tiene que ser una lucha estable.

-Para escribir este nuevo libro, ¿se ha inspirado en la historia y vivencias personales de sus padres?

-Mis padres estuvieron en la cárcel. Mi padre por haber hecho la guerra con los republicanos, por haberse encuadrado con los franquistas. Cuando llegó a Madrid pensó que su sitio era el otro bando. Al pasarse al bando republicano, al terminar la guerra estuvo siete años en la cárcel. Al pasarse mi padre, a mi madre también la encarcelaron once meses. Mi hermano también fue otra víctima, porque se quedó huérfano como quien dice. Después en la dictadura mis padres fueron desterrados de Morales de Toro y tuvieron que buscarse la vida en el País Vasco y allí volvieron a hacer nuevas amistades, aunque había gente que les engañaba de lo que había sido su opción política.

-¿Cuánto tiempo tardó en escribir el libro?

-Han sido ocho años de trabajo.

-¿A qué se debe que haya dedicado tanto tiempo a escribir y publicar su segundo trabajo literario?

-Una de las formas de marginación que tenemos ha sido el olvido de las víctimas y ese olvido se ha traducido en que vas a muchos archivos documentales para ver los expedientes de los que estuvieron en la cárcel, entre otras cosas, y tienes dificultades para investigar. Por ejemplo, partes de los años 60, pero no te los dejan ver. Hay que viajar a algunos sitios, pero muchas veces vuelves de vacío.

-¿Qué material ha utilizado para documentarse a la hora de escribir esta obra?

-He tenido que ir a mirar expedientes, ir a registros civiles a ver la edad y las fechas de fallecimiento de algunas personas o los historiales de personas. También he ido a archivos documentales y he estudiado libros para ver contextualmente la guerra cómo se produjo. También he tenido que hacer entrevistas a coetáneos y familiares de la gente que había fallecido y que había sufrido con mis padres la dictadura.

- ¿En cuántas partes está estructurado el libro?

-El libro consta de cinco capítulos. El primero de ellos es "Tiempo de esperanza", donde cuento un poco cómo era la vida en el pueblo y la llegada de la República, que suscitó gran ilusión en mucha gente. El segundo capítulo es "La dignidad o la vida", porque a mucha gente le dijeron que o iba a luchar al frente, o terminaba en una fosa común o en la cárcel, y a mucha gente le tocó renegar, es decir, le tocó luchar sin quererlo, de ahí el título de este capítulo. El tercer capítulo es "La guerra posterior", mientras que el cuarto, "El país que prohibió soñar", hace referencia a cuando a mis padres les destierran de Morales de Toro. El quinto capítulo es "De la esperanza al desconcierto" y en él explico cómo ha habido una desilusión sobre cómo se produjo la Transición que todos esperaban que fuera modélica, pero realmente todo lo que decían que iba a ser resultó una mentira.

-Además, el libro tiene un epílogo, ¿de qué trata?

-En la parte del epílogo hago una especie de reflexión respecto lo que estaba pasando en general en España mientras los protagonistas de la obra vivían. Es decir, en qué medida los acontecimientos generales influían de manera particular en las personas. En el epílogo también solicito una reflexión a la gente para que seamos conscientes que muchas veces nos manejan.

-¿Cuál de todas las partes que conforman su obra destacaría?

-Destacaría, sobre todo, el quinto capítulo, ya que es donde se ve como nos frustraron toda la promesa de una democracia que se alentaba y que la gente tenía ilusión en ella. Es un capitulo necesario, ya que con él se puede ver hasta qué punto nos pueden dar gato por liebre.

-En la parte de las reseñas, habla de 23 familias que vivieron, junto con sus padres, esa época, ¿a cuál de ellas destacaría?

-En especial, a la primera de ellas, la de Dorotea del Palacio. Era una mujer que estaba sometida a la dependencia del marido y se reveló porque no quería tener la cantidad de hijos que las demás mujeres esclavizadas tenían, pero el marido la repudió y abandonó. En el pueblo en vez de comprenderla, la tacharon de bruja. Otra de las historias que se podría destacar es la de la familia de Matilde y Brígida Ledesma Martín, dos mujeres que eran muy avanzadas para la época, junto con José Casado Moralejo, los tres maestros. Los tres fueron separados de su trabajo por tener unas ideas avanzadas. También podría destacar a otros muchos que fueron a la guerra y que, cuando volvieron, tuvieron que ir al exilio o estuvieron en la cárcel. Otro caso es el de Manolo Muñoz del Molino, una persona que supo salir a flote a pesar de todas las dificultades y castigos que marcaron su vida.

-¿A quién le dedica el libro que mañana sábado presenta ante los vecinos de Morales de Toro?

-De manera especial a los jóvenes para que sean conscientes de que si no luchan no pueden tener calidad de vida, sino que van a tener una vida peor que la que nosotros hemos vivido.