"La Fiesta de la Vendimia de Toro, la recreación de la tradición". Bajo este título, la Doctora por la Universidad de Valladolid, María Pilar Panero García, ahondó ayer en la vinculación entre la Fiesta de la Vendimia y la identidad de Toro y su alfoz, durante uno de los simposios organizados en el marco de la XVII edición del Congreso Latinoamericano de Religión y Etnicidad que, hasta mañana viernes, se celebra en la ciudad y en el que expertos de 22 países compartirán sus investigaciones sobre movilidad religiosa y conflicto y patrimonio cultural y turismo.

Panero fue la encargada de explicar ayer a los participantes en el simposio "Turismo, fiesta e identidad cultural" los entresijos de la fiesta de la Vendimia en Toro como un ejemplo de la recreación de la tradición. Durante su alocución recordó que, cada año en el mes de octubre, en la ciudad de Toro se celebra la fiesta de la Vendimia, cuyo principal atractivo es el desfile de carros engalanados a la antigua usanza y con motivos propios de las labores de recolección de la uva. Asimismo, subrayó que esta fiesta de exaltación del vino, como medicina y como un alimento muy importante en las economías de subsistencia por su alto aporte calórico, pero que en la actualidad se consume como un producto de moda, es el marco ideal para representar la identidad de Toro y de su alfoz. En su alocución, Panero se refirió a la "construcción" de la fiesta de la Vendimia de Toro a varios niveles. En primer lugar destacó que se trata de una celebración vinculada a una Denominación de Origen, lo que le aporta una proyección internacional porque su producto, en este caso el vino de Toro, se comercializa en distintos países del mundo. No obstante, también se refirió a su "carácter local", ya que aglutina a "todo el alfoz de Toro".

Del mismo modo incidió en que durante el desfile de carros el centro de la ciudad se convierte en el escenario de una puesta en escena del patrimonio cultural vitivinícola tradicional, a través de aperos de labranza, animales, música o indumentaria tradicional, a pesar de que en la historia reciente se han producido multitud de cambios que han provocado que "lo que se percibe como tradicional sea la evocación romántica de un mundo desaparecido". No obstante, remarcó que la "performance" que representa la fiesta de la Vendimia "está avalada y legitimada por una altísima participación y por el consentimiento del grupo que lo organiza y participa cada año". Por otra parte, Panero destacó que la fiesta de la Vendimia fue incluida en la temática de uno de los simposios del congreso, porque "tiene un potencial turístico muy importante", al tratarse de una celebración "colorida y bulliciosa" que no se ajusta a unas normas estrictas.

El simposio "Turismo, fiesta e identidad cultural" además de analizar la fiesta de la Vendimia de Toro también sirvió para reflexionar sobre las relaciones entre turismo, cultura y desarrollo, relaciones que pueden ser positivas por lo que representan en cuanto a la recuperación y conservación de las tradiciones, aunque también pueden suscitar tensiones entre los actores que participan en ellas. Por este motivo, este simposio sirvió para plantear si el turismo se asienta realmente sobre un patrimonio documentado o es un producto cultural activado por unos intereses o unas necesidades identitarias que sustenten los valores de las comunidades, valores tradicionales que se consideran "un mundo extinto, pero que sigue estando vigente en el imaginario colectivo". Para la tercera jornada de congreso se programaron otros simposios relacionados con la transformación y continuidad de las prácticas religiosas en Internet o la teatralidad, danzas, religión y política en Occidente. La jornada fue clausurada con la ponencia "El patrimonio cultural como reflejo de los intereses del grupo", impartida en el Teatro por el Doctor, José Luis Alonso Ponga.