Una de las piezas más sobresalientes del patrimonio toresano, el Calvario de marfil y carey, regresó ayer a la sacristía de la Colegiata tras ser sometida a un complejo proceso de restauración, que se ha prolongado 14 meses y que ha precisado una inversión de 50.300 euros que ha sido sufragada por la consejería de Cultura y Turismo de la Junta. El director general de Patrimonio Cultural, Enrique Saiz, presentó ayer, ante autoridades y feligreses, el resultado de la intervención ejecutada por un equipo técnico multidisciplinar del Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León, cuyos estudios previos sobre la obra han permitido además profundizar en el conocimiento de aspectos técnicos y materiales de piezas realizadas con marfil y carey. En esta presentación, Saiz destacó que el Calvario, conjunto escultórico del siglo XVII, es una de las "joyas" del patrimonio de Castilla y León por su calidad artística y "tipología especial" aunque, el paso del tiempo y varios traslados, habían deteriorado el conjunto que, tras la intervención ejecutada, "ha vuelto a su estado primigenio".

El director general de Patrimonio Cultural ensalzó en este acto el "exquisito" trabajo realizado por los restauradores, a la vez que precisó que, en parte, el futuro de la región puede pasar por formar a jóvenes en esta materia y en organizar congresos o jornadas técnicas para mostrar que la región "está a la cabeza en complicadas restauraciones, en las que somos innovadores". En este punto, animó al alcalde de Toro, Tomás del Bien, a organizar jornadas sobre restauraciones ejecutadas en la ciudad, porque pueden atraer a turistas y profesionales interesados en descubrir su resultado.

En el acto de presentación del Calvario de marfil y carey, Juan Carlos Martín, quien ha supervisado y coordinado la intervención ejecutada por el restaurador, Javier Román subrayó que, "el trabajo ha sido minucioso y muy respetuoso", con una obra que calificó de "excepcional y única en el patrimonio de Castilla y León". Además, Martín resaltó que la intervención ha sido documentada en más de un millar de fotografías que detallan el estado de conservación de la obra, el proceso de restauración y el resultado final. En cuanto al estado de conservación inicial subrayó que los deterioros más destacados se relacionaban con faltas de elementos decorativos de marfil y carey, pérdida de adhesión y desajustes de elementos estructurales del mueble y del vidrio original de protección de la puerta del sagrario. Este estudio previo también sirvió para apreciar que en toda la superficie de la obra se acumulaba suciedad, especialmente localizada en los recovecos de las decoraciones y recubrimiento de carey. Los trabajos de restauración se han centrado en la consolidación estructural del mueble y decoración, el reajuste y reencolado de los relieves y esculturas, la limpieza de la obra, la reintegración volumétrica de todas las molduras y recubrimiento de carey, la reposición del vidrio de protección de los relieves de la puerta del Sagrario, así como realización de una base de acomodo inferior.