La muerte de Jesús López Cobos afecta a Zamora en la medida de su ingente talla como músico: la de uno de los grandes directores de orquesta españoles con renombre internacional desde hace más de cuatro décadas. Su paso por el podio de las más prestigiosas orquestas sinfónicas del mundo, sobre todo de Europa y América, lo elevó a la categoría de ese listado de los grandes directores sinfónicos que más han sonado en las cuatro últimas décadas.

Su nacencia en tierras de nuestra comunidad (Toro en 1940) y su estancia como director, varias veces repetida e interrumpida, de la Orquesta Nacional, que le debe algunos de sus mejores momentos, le llevó un par de veces a una relación musical con Zamora que le exigieron poner en juego sus grandes dotes de intérprete.

La primera de ellas, que muchos todavía recordarán, fue el concierto-homenaje que Zamora le rindió en Toro, su ciudad natal, en el año 1984, donde interpretó un concierto histórico, dirigiendo nada menos que la Novena Sinfonía de Beethoven interpretada por la Orquesta y Coro Nacionales.

La segunda, menos conocida, aunque no por ello menos importante para Zamora, fue la grabación del segundo disco de la Colección de Autores e Intérpretes Zamoranos, patrocinada por la Caja de Ahorros Provincial de Zamora, en aquella época, año 1986, en que la Obra Social de la entidad zamorana, dirigida por Antonio Redoli, estaba a la cabeza de las entidades que en nuestra provincia puso en juego un mayor esfuerzo personal y un generoso impulso económico por la cultura.

El segundo disco de aquella colección fue también un ejemplo de colaboración entre varias entidades y personas que lograron sacar a la luz las obras más relevantes de un gran compositor burgalés, Antonio José, prácticamente ignorado fuera de su tierra. Cuatro de sus principales obras sinfónicas, la Sinfonía Castellana, el Preludio y Danza Popular, la Suite Ingenua y la Evocación, fueron dirigidas por López Cobos y grabadas por la Orquesta Nacional en los Estudios Kyrios de Madrid. Yo tuve la suerte de presenciar aquella grabación desde dentro del estudio, detrás de los músicos. Allí pude admirar su forma de trabajo con los intérpretes, muy exigente en el fondo, a la vez que suave y correctísima en la forma.

Que dure largo tiempo la memoria de este gran músico.