Tras la trágica noticia por el fallecimiento de un genio como fue el maestro López Cobos es complicado escribir sin que las palabras emocionadas se mezclen con un análisis que me gustaría realizar sobre su gran currículum. Como soy artista, voy a mezclar la pasión con la razón y dedicar mi máximo homenaje a mi maestro en todos los sentidos, siempre desde mi punto de vista como discípulo que fui suyo.

Ya con12 años tuve la oportunidad de conocer su trabajo musical en persona cuando asociaciones culturales toresanas nos llevaban en autobús en domingo por la mañana a Madrid para presenciar los famosos conciertos de la Orquesta Nacional de España.

Acompañado de mi abuela, recuerdo que oí por primera vez el Requiem de Mozart de la mano del ya afamado maestro. Aún no entendía bien el mensaje de la mítica obra coral pero observando a Jesús López Cobos, me di cuenta que "de mayor" quería ser como él.

Marcó mi vida, sin duda, y fue de influencia importante para que en el futuro me dedicara al maravilloso mundo de la música.

En Madrid, ya estudiando dirección musical, pude seguir día a día más de cerca su trayectoria. El Maestro siempre se paraba a la salida del camerino y a pesar del cansancio lógico después de dos horas de concierto más ensayos, no tenía problema en responderme a mis preguntas técnicas sobre la materia de la dirección.

Abrumados nos quedamos todos al observar cómo tuvo que irse de España ante la inutilidad de las autoridades del momento y, en consecuencia, tuvimos que despedirle con tristeza para que mucho después un maestro de pelo canoso, pero con la misma fuerza de la juventud, nos dejara "boquiabiertos" esta vez al frente de la ORTVE

Tengo la gran suerte de que tanto el alcalde anterior como el que rige en la actualidad me apoyaran y me ayuden enérgicamente en mi trabajo y, en referencia a hace unos años, tuve la oportunidad de almorzar con el maestro en la ciudad de Toro en un encuentro que organizaba el consistorio. Desde luego, cada año se le notaba un cariño en "crescendo" por nuestra emblemática ciudad y sus ojos lo demostraban; ojos pequeños y sabios en inteligencia por cierto. En los postres de los citados almuerzos me enseñaba sobre qué obra podría ser primera para abrir el programa de un concierto que tenía justo en nuestra ciudad. Siempre le agradeceré sus consejos.

De ahí ya pude ver ensayos muy "al pie del cañón" en el Teatro Real, donde se asombrarán si les digo que los grandes maestros de la ópera ensayan día a día sin descanso para ofrecer lo mejor de ellos mismos; con educación y elegancia, López Cobos les daba las indicaciones pertinentes.Serían muchas las anécdotas pero no quiero llenar más estás acertadas páginas que se les dedica al maestro. Les doy un pésame muy especial a su hijo director de orquesta y a toda su familia. Desde luego el concierto que ofrecemos en la Colegiata hoy, día 3 de marzo, es en su honor.