Las cinco de la tarde y comienza a llover en Toro. Aunque no jarrera, las pocas gotas que caen comienzan a preocupar a los asistentes a la Gran Boda Tradicional de Carnaval. "¿Está lloviendo en Zamora?", preguntan algunos hombres vestidos con capa negra y sombrero. Todo el año esperando a las precipitaciones y han de llegar el día menos deseado. Cuando todos auguran que la ciudad va a vivir una unión descafeinada, la meteorología amaina y las nubes, todavía amenazantes, honran el enlace con su magnanimidad. Comienza el evento, Gaspar Pérez y Froilana "Nani" Blanco -tras disfrutar del homenaje que la peña "Las Domingueras" les rinde al pie del Consistorio- encaran la escalinata que les llevará a renovar sus votos 44 años después. Junto a ellos, Roberto Pérez y Amelia Pérez, hijos y padrinos de los novios.

Una vez en el salón de plenos del Ayuntamiento, el alcalde Tomás del Bien -encargado de oficiar la unión matrimonial- recuerda los orígenes de esta "Fiesta de Interés Turístico Regional", cuando los diferentes gremios de la localidad "celebraban una boda simbólica para honrar nuestras raíces y recordar las tradiciones". A continuación, los novios (y esposos) renovaron votos, intercambiaron anillos y con un beso sellaron su compromiso cuatro décadas después, ante la mirada visiblemente emocionada de sus hijos. La nota cómica, a la par que romántica, la puso Gaspar cuando a la pregunta de "¿quieres esta mujer como esposa" afirmó vehemente: "¡Claro que la quiero! Y que me dure mucho".

Al finalizar el oficio pagano, el grupo musical "Los Hombres de Paco" le regaló un espectáculo a los recién casados. Por otro lado, a consecuencia de la lluvia, el albero de la Plaza de Toros estaba impracticable y la celebración del baile nupcial se trasladó hasta el patio del Palacio de los Condes de Requena.