Las previsiones iniciales se han cumplido y la cosecha de uva recolectada este año en la Denominación de Origen Toro ha sido notablemente inferior a la del pasado año, un 34% menos, mientras que respecto a las últimas cinco campañas la merma alcanza el 20%. Desde que el pasado 24 de agosto comenzará, de forma oficial, la recolección de fruto y la apertura de los primeros lagares, en la Denominación de Origen Toro se han recolectado un total de 15.769.000 kilos de las cuatro variedades de uva autorizadas en la zona, mientras que en el 2016 la producción llegó a los 23.700.000 kilos, lo que supuso un récord en la zona desde la aprobación del marchamo de calidad toresano. No obstante, hasta la pasada campaña, la media de fruto recogido en la zona en los cinco años anteriores rondaba los 20 millones de kilos.

Por variedades, la mayor cosecha recogida se corresponde con las uvas de la variedad autóctona, la tinta de Toro, de la que se han recolectado unos 14,4 millones de kilos, mientras que de la otra tinta autorizada en la zona, la garnacha, la cosecha se ha reducido a unos 75.000 kilos. En cuanto a las variedades blancas, viticultores y bodegas han recolectado, de uvas malvasía cerca de 538.000 kilos, mientras que la cosecha de verdejo ha alcanzado los 574.000 kilos. Ante un año "complicado" por las heladas tardías registradas a finales de abril y que afectaron a determinados pagos de la Denominación de Origen Toro y, sobre todo, por la persistente sequía y la ausencia de lluvias, el presidente del Consejo Regulador, Felipe Nalda, ha reconocido el "esfuerzo" tanto de viticultores como de bodegueros que han vuelto a demostrar su profesionalidad y abogó porque, ante situaciones de dificultad, como las que han caracterizado la campaña de vendimia que acaba de concluir en Toro, "todos debemos arrimar el hombro".

A pesar de los daños provocados por las heladas primaverales y la extrema sequía, como apuntó Nalda, "como es costumbre, los viñedos de Toro son tan agradecidos que nos han dado un fruto de gran calidad", en alusión a las uvas recolectadas este año. En este punto, el presidente del ente regulador matizó que, en general, el fruto recogido en los viñedos amparados por el marchamo de calidad toresano presenta una gran calidad, al margen de una elevada concentración o un buen equilibrio, aunque "las acideces son algo más bajas" que las registradas en pasadas cosechas. Del mismo modo, calificó de "excelente" el estado fitosanitario de las uvas recolectadas. Por último, Nalda remarcó que la vendimia que acaba de finalizar "también será recordada como una de las más tempranas, debido a la pronta maduración del fruto".

El Consejo Regulador ha controlado este año la entrega de uva en 63 bodegas, fruto que ha sido recolectado en alrededor de 5.500 hectáreas dedicadas al cultivo de la vid y que son propiedad de alrededor de un millar de viticultores, aunque muchas industrias ya cuentan con cepas propias.