Desde la década de los 40 Toro no contaba con una población inferior a los 9.000 habitantes y los peores pronósticos parece que están a punto de confirmarse ya que, según la previsión facilitada al Ayuntamiento por el INE (Instituto Nacional de Estadística) correspondiente al 2017, el número de vecinos empadronados se ha reducido a 8.980, lo que supone que, en apenas un año, la ciudad ha perdido 125 habitantes. En una primera lectura de este avance y a la espera de conocer el balance final del INE, el alcalde de Toro, Tomás del Bien, ha destacado que la despoblación que afecta a la ciudad "sigue siendo un drama que nos supera a la municipalidad, porque poco podemos hacer para cortar esta dinámica". Para el alcalde toresano la responsabilidad de buscar y aplicar soluciones corresponde a las administraciones regionales y provinciales, en alusión a la Junta de Castilla y León y a la Diputación de Zamora. En este punto, precisó que la sangría poblacional es el principal problema no sólo de Toro, sino que se extiende a otras muchas provincias y localidades de la región, motivado por "las políticas que se llevan aplicando durante muchos años".

Para Del Bien "no nos vale la excusa de que no hay desarrollo", ya que ciudades como Toro cuentan con "una industria muy consolidada, con tres factorías internacionales, con un sector vitivinícola potente o con un sector servicios y un comercio importantes". Como consecuencia de la despoblación que afecta a la ciudad, el Ayuntamiento ha decidido reducir la cuantía con la que este año se dotó la partida presupuestaria destinada al pago de las subvenciones por nacimiento o adopción porque, como subrayó Del Bien, "no nacen niños".

Esta medida fue aprobada en el último Pleno, en el que el equipo de Gobierno argumentó la rebaja de esta partida, incluida en una modificación del presupuesto, en que, a estas alturas del año, "o se produce un boom" de la natalidad o sobrará parte de la cuantía prevista. En concreto, la cantidad presupuestada para atender las peticiones de ayuda de los ciudadanos por nacimiento o adopción ascendía a 8.000 euros y, tras el acuerdo adoptado por el Pleno, se ha reducido a la mitad. Además, remarcó que todas las peticiones de subvención presentadas este año ya han sido atendidas y que, con la cuantía a la que se ha reducido la partida, será suficiente para abonar las que pudieran presentarse hasta finales del 2017 por los padres. Por otra parte, el mandatario municipal remarcó que, desde el Ayuntamiento de Toro se estudiarán diferentes medidas para intentar revertir la sangría poblacional, aunque dejó claro que los jóvenes no abandonan la ciudad "porque quieren, sino por la falta de oportunidades" que les permitan forjarse un futuro o fijar su residencia en su lugar de origen.

En la primera década del siglo XX, poco más de 8.300 personas residían en Toro, población que alcanzó su mayor crecimiento en 1960 con 10.218 vecinos, época que coincidió con una etapa de recuperación económica motivada, en gran medida, por la construcción de los canales de riego Toro-Zamora y San José, lo que contribuyó a la modernización de los regadíos y a un mayor desarrollo del sector agrícola.

A esta época también corresponden las primeras estructuras industriales de vital importancia para el desarrollo de la ciudad y relacionadas con la agricultura, tales como la Azucarera, Granja Florencia o los silos del Servicio Nacional de Trigo, aunque en la actualidad tan solo mantiene su actividad la fábrica molturadora de remolacha.

A partir de la década de 1960, la población de Toro comenzó a mermar y, en el año 2002 rebasó ligeramente los 9.000 habitantes, aunque consiguió repuntar en 2008 con un total de 9.850 vecinos. La última crisis económica también ha tenido su repercusión en Toro y, desde 2008 hasta 2016, la ciudad ha perdido más de 700 habitantes, lo que supone un descenso superior al 7%, ya que el pasado año el censo de población establecía que 9.115 personas mantenían como lugar de residencia la villa, de los que 4.493 eran hombres y 4.721 era mujeres.