Maravillado, así salió el público del patio del bar San Francisco tras la noche flamenca que allí se vivió el pasado sábado. La actuación contó con algunos de los mejores artistas del panorama flamenco del momento: Antonio Reyes, Jesús Méndez y Macarena de Jerez al cante y Antonio Carrión y Juan Manuel Moneo al toque.

La noche de arte y sentimiento comenzó de la mano de Macarena de Jerez al cante y baile y Juan Manuel Moneo al acompañamiento. La artista arrancó por tientos-tangos, figura flamenca caracterizada por comenzar con un ritmo más pausado y finalizar con una velocidad vertiginosa. El inicio tan directo de la noche hizo entrar en calor al público enseguida, que pasó a disfrutar de la voz de Macarena de Jerez con las tradicionales cantiñas de Cádiz y las malagueñas dobles del Mellizo. Esta introducción finalizó un unas geniales bulerías y un baile popular de la región de la bailaora. "Macarena sacó gitanería, duende y quejío, además de ejecutar un perfecto compás", detalló Isaac Garduño, organizador del evento y experto en flamenco.

El plato fuerte de la noche fue Antonio Reyes sin duda, cabeza de cartel y uno de los artistas más solicitados, sino el que más, en el círculo flamenco de toda España. El ganador del Giraldillo de la Bienal de Flamenco de Sevilla en 2014 arrancó su actuación con alegrías de Cádiz y Córdoba, demostrando un compás portentoso, un saber estar digno del más veterano y un virtuosismo inenarrable en la voz. El público quedó prendado del de Chiclana de la Frontera al instante, que además de mostrar su buen hacer, se le vio con ganas de agradar al público. Su actuación continuó con el cante por soleá, se atrevió con tangos acompañados de fandangos y transmitió energía y pasión en cada movimiento de su voz. El que antaño fuera una promesa de la canción española se muestra ahora como uno de los más grandes artistas flamencos del momento.

El patio del bar San Francisco descubriría también que junto a los cantaores había grandes guitarras en la noche del sábado. Antonio Carrión realizó un pulcro y atinado acompañamiento en todo momento y estuvo "excelso" en el solo por bulerías, con un ritmo fascinante y de auténtico maestro, tal y como relata Isaac Garduño.

El turno final fue para Jesús Méndez, que sorprendió a los presentes con la soleá de Charamusco. Esta pieza es conocida por su transmisión oral y por la complicada ejecución que requiere. No obstante, según el experto en flamenco Isaac Garduño "Jesús clavó la interpretación". Posteriormente, el sobrino de la Paquera de Jerez continuó con una seguidilla donde plasmó toda su raza y sentimiento. Los que conocen este género musical afirman que la seguidilla es una pieza sentimental y que depende del ánimo del cantante para ser bien o mal ejecutada. Garduño no tiene dudas al respecto "Jesús transmitió todo lo que quiso, revolviéndose en la silla y dejándolo todo sobre el escenario". El jerezano finalizó su interpretación con cantes de Manolo Caracol.

El embrujo de Jerez quedó plasmado en el patio del San Francisco. Más de 620 personas, entre aficionados veteranos, primerizos y muchos jóvenes disfrutaron