La agrupación musical de pulso y púa "Amigos del Arte", más conocida como La Rondalla de Toro, clausurará el jueves el ciclo de conciertos organizado para conmemorar el 70 aniversario de su fundación. Este recital, que tendrá lugar a partir de las 21.00 horas en el Hospital de la Cruz, será muy especial para Juan García Rodero, uno de los miembros fundadores de la agrupación en la que ingresó con tan solo 12 años.

-¿De dónde procede su afición a la música?

-La afición me la inculcó mi padre cuando era un niño. Mi padre perteneció a la Banda de Música, aunque yo me incliné por la música de pulso y púa. Por mediación de un amigo de mi padre, Félix Moro, empecé a manejar los instrumentos de plectro.

-¿Cuándo se incorporó como músico a La Rondalla?

-Cuando tenía doce años. La Rondalla era entonces un grupo de cuatro amigos que se dedicaba a hacer rondas sueltas. En aquella época, Luis Novo se encargaba de dirigir y yo contactaba con él por las traseras de nuestras casas. Al escucharme tocar se atrevió a decirme que les hacía falta para el grupo que, entonces, no tenía ni nombre. De esta manera entré a formar parte de La Rondalla y acepté encantado, porque me llevaba muy bien con Luis Novo y con el resto de músicos con los que siempre tuve una relación muy cordial y fructífera.

-¿Ha cambiado mucho la agrupación en 70 años?

-En los inicios de La Rondalla nos dedicábamos solo a las rondas pero no hacíamos conciertos con música orquestal o clásica. Cuando Novo empezó a encargarse de La Rondalla nos planteó nuevos retos gracias en parte a Antonio Casares que fue quien le inició en la música. Cuando Novo llegó a Toro no sabía música porque era un tuno de la Universidad de Salamanca que tocaba el laúd. Por medio de Antonio Casares empezó a solfear y aprendió música y nos transmitió unos conocimientos muy amplios, aunque también nos convenció de que teníamos que ofrecer conciertos de tipo orquestal.

-¿Cuál ha sido su aportación musical a La Rondalla?

-En La Rondalla he sido como una especie de comodín porque he tocado el instrumento que me decían, tales como la guitarra, la bandurria, la mandolina o el laúd que es lo que toco en la actualidad. He tocado el instrumento que me pedían porque mi afición por la música es tan grande que no me conformo con manejar solo un instrumento.

-Además, ha ejercido de profesor para muchos músicos jóvenes?

-En la actualidad enseño a cinco muchachos a tocar instrumentos como la bandurria o la guitarra. Durante el tiempo que llevo en La Rondalla han pasado por mis manos muchos chicos que querían aprender a tocar. La gran satisfacción que me llevo de esta experiencia es que a los jóvenes a los que he podido enseñar siguen tocando y eso es algo que me encanta, aunque ya no estén en La Rondalla.

-Para garantizar el futuro de La Rondalla de Toro, ¿es preciso que se incorporen más jóvenes?

-Sin duda y les animo porque es una experiencia inolvidable. Yo ya quiero retirarme después de terminar de enseñar a los cinco alumnos que tengo ahora, aunque siempre quedará alguien que pueda enseñar a los jóvenes. Además, creo que los jóvenes deberían exigir profesores de guitarra, laúd o bandurria para aprender a tocar instrumentos de plectro en la Escuela de Música, que para eso es municipal y de todos los toresanos.

-¿Qué ha significado La Rondalla en su vida?

-La Rondalla y la música me han servido para afrontar momentos críticos a nivel personal. Cuando estoy un poco deprimido me encierro en mi habitación para escuchar a Beethoven y después de refugiarme en la música me quedo como si hubiera ido a terapia.