El trabajo artesanal y las manufacturas han desaparecido del espectro social de nuestro tiempo. Apenas quedan labores que se desarrollen a través del trabajo manual. Las innovaciones tecnológicas se han traducido en grandes industrias con alta tecnología que produce la inmensa mayoría de los productos que componen nuestro día a día: alimentos, ropa, vehículos, instrumentos de ocio? Sin duda, estos avances han mejorado las condiciones de vida de las personas, pero también en cierto modo han conseguido hacer olvidar con demasiada celeridad nuestros orígenes y el valor (que no el precio) de las cosas que nos rodean y componen a nuestra sociedad consumista; no hace tanto tiempo nuestros abuelos arreaban bueyes para arar sus tierras.

Ayer, Toro realizó un canto a la memoria a través de "Monolito", el primer mercado artesanal de tendencias realizado en la ciudad de Doña Elvira. "Monolito" conjuga el trabajo manual, con la artesanía más contemporánea. Durante todo el sábado, desde las 12 de la mañana hasta las nueve de la noche, ocho estands de diferentes artesanos locales y regionales ocuparon la esquina junto al Ayuntamiento para dar a conocer sus productos. Hasta allí se acercaron decenas de personas de las muchas que abarrotan la ciudad durante este fin de semana.

"Monolito" reunió en sus expositores productos muy variados dentro del mundo de la artesanía. Los artículos en tela y cuero de "Zumaque", "Chamán" y "El Lagar" protagonizaron este primer mercado artesanal. Estas manufacturas estuvieron acompañadas por la fina bisutería de "Lomiss", las ilustraciones de "El Santo Job", los complementos de "Pulseras María", la cerámica de "Ar Got" y los dibujos e ilustraciones textiles del artista local Carlos Adeva. El conocido pintor toresano, además de participar en este primer encuentro artesanal, realiza en estos momentos en uno de los proyectos estrellas de Toro Arte Urbano (TAU): un mural bajo el arco de la Torre del Reloj que recrea la historia de esta construcción emblemática.

Turismo

Durante los meses estivales los municipios zamoranos multiplican su población con la llegada de familiares y turistas. Según los datos publicados por el Ministerio de Hacienda Toro es la localidad de la provincia que más aumenta su cifra de residentes en términos absolutos, hasta 20.000 podría llegar la cifra en este verano, lo que supone algo más que duplicar su número de habitantes en verano. Durante la mañana de ayer esto se hizo más que palpable.

Ayer en Toro encontrar un aparcamiento cerca del centro era una gesta, pero no menos que encontrar un asiento en las terrazas de los establecimientos de la Plaza Mayor, logro que alcanzaba la categoría de odisea. Las calles estaban a rebosar, la llegada de agosto irrumpe con fuerza en su primer fin de semana. Sin duda, esta afluencia turística redundó de forma muy positiva en la primera edición de "Monolito".

Si es verdad que la apertura comenzó tímida en términos de asistencia al mercado artesanal, hay que añadir que esto se debió en gran parte a que buena parte de los visitantes aprovecharon las horas previas a la comida para visitar los grandes monumentos de la arquitectura toresana. La oficina de turismo recibía un incesante goteo de personas que acudían a por mapas con información que les iluminaran sobre los edificios e iglesias que visitar. Pronto la situación se revirtió, el baile vermú ayudó a que los visitantes y toresanos se acercaran a conocer los productos de los expositores.

Durante la tarde noche la asistencia continuó ascendiendo, gracias en gran parte a que el sol comenzó a dar un respiro.

"Monolito" nace con ambición, no en vano sus promotores pretenden que el mercado se consolide como un referente que devuelva la importancia al sector artesanal de la que antaño gozaba. En esta misma línea, los organizadores de esta feria manufacturera esperan poder repetir en años venideros si el público responde como en esta primera edición.