La ciudad de Toro acogió durante este sábado la IX Kedada motera organizada por la asociación local "Ruedas Raras". Los cerca de 200 visitantes apasionados de las dos ruedas se acercaron durante la noche del viernes para vivir un fin de semana en hermandad en la ciudad de Doña Elvira.

Los moteros son solitarios familiares. Solo un oxímoron (esa figura retórica que utiliza dos palabras de significado opuesto para originar un nuevo sentido) podría definir a esta especie, que si no está en peligro de extinción, sí que la podemos catalogar de exótica. El amante de las dos ruedas vive pegado al asfalto, con unas alforjas por compañeras y el tiempo por castigo; en definitiva, vive cual "lobo solitario", como rezaba una inscripción en la carrocería de una imponente custom verde esmeralda que ayer se acercó por las tierras de la Colegiata. No obstante, no hay grupo social más unido y hermanado que el de los moteros: recorren cientos de kilómetros, cruzan media península solo para acercarse a discutir sobre transmisiones, tubos de escape, embellecedores o cuestiones menos técnicas, como el trabajo, la familia o la salud.

La concentración motera comenzó durante la noche del viernes, cuando gran parte de los moteros se acercaron al bar "Don Kiko", donde la asociación toresana "Ruedas Raras" organizó un bocadillo cena, seguido de un concierto que amenizó la noche de los aficionados a los chalecos de cuero. Este año la organización no ha recaído en José "Churre" Melgar, sempiterno presidente de la agrupación motera local, sino que el testigo ha sido recogido por Maite Asensio, que fue nombrada presidenta el pasado mes de mayo. "La kedada es el niño de José, el lo ideo y lo hizo posible, ahora intentaremos continuar con su trabajo", explicó la nueva presidenta.

La mañana del sábado comenzó con un desayuno en el bar "Imperial", centro de reunión para aquellos moteros que no pudieron acudir el día anterior al acto de concentración. Al filo del mediodía, la comitiva se puso en marcha en dirección a Ureña, municipio de la provincia de Valladolid. El pueblo pucelano no fue sido elegido al azar, sino que su carretera, plagada de curvas en los últimos kilómetros, se mostró como la ruta más interesante para los amantes de las dos ruedas. Una vez en la localidad castellana, los hermanos de cilindrada pudieron disfrutar de un pincho en el bar "Mesón Villa de Ureña" y una comida en el bar "El último de la fila".

Una vez finiquitadas las viandas, la corte dirigida por "Ruedas Raras" regresó a la ciudad de Toro para presenciar una exhibición de pilotaje y técnicas en duro cerca del depósito de agua. Anteriormente, los bomberos locales se encargaron de verter agua en la pista para facilitar el espectáculo a los acróbatas de las dos ruedas. El sonido ensordecedor de los tubos de escape, el olor a gasolina, el barro campando a su libre albedrío y las técnicas de los pilotos hicieron las delicias de los moteros y aficionados locales que acudieron a las afueras de la ciudad.

La jornada, que ya sumaba más de 10 horas a sus espaldas, no estaba más que arrancando. Tras la exhibición en duro, la kedada se trasladó de nuevo a la Plaza Mayor, donde saborearon una cena de tapeo por los bares del centro histórico. Tras repostar el estómago, tocaba disfrutar del concierto "Cruce de Caminos", organizado por los discobares "El Dorado" y "Play".

Debido al poco tiempo del que ha dispuesto la nueva directiva, hay algunos actos que no se han podido repetir, como el encendido de antorchas para conmemorar a los moteros fallecidos en la carretera. Asensio asegura que "el año que viene todo se programará con más tiempo" y adelanta "novedades nunca vistas" para el décimo aniversario de la concentración motera de la Asociación toresana "Ruedas Raras".