Fieles a la cita con la tradición, numerosos toresanos disfrutaron ayer de la fiesta del Santísimo Cristo de las Batallas en la pradera en la que se ubica la ermita de Santa María de la Vega que, durante todo el año, alberga la venerada imagen del copatrón de Toro. Como cada año, la procesión por el entorno de la ermita y de la pradera, en la que los hermanos de la cofradía portaron a hombros con orgullo las tallas de Virgen de la Guía y del Santísimo Cristo de las Batallas, fue el acto que más interés concitó de toda la jornada festiva. Tras disfrutar de una copiosa comida campera en compañía de amigos y familiares, los toresanos se acercaron hasta la ermita para vivir, con emoción, la salida del esperado desfile procesional.

Como manda la tradición, el repique de campanas anunció el inicio de la procesión que abrió la Virgen de la Guía, seguida por los músicos de la Banda La Lira y la comitiva la cerró la imagen del Santísimo Cristo de las Batallas, acompañado por los párrocos y las autoridades. Durante todo el recorrido, numerosos toresanos esperaron con emoción el paso de las dos tallas que, en todo momento, fueron custodiadas por los abades y los cofrades de la hermandad. Tras la procesión y el regreso de las imágenes a la ermita, los participantes en esta romería retornaron al lugar en el que habían instalado las mesas y las sillas para reponer fuerzas y poner fin a la fiesta con una merienda cena en buena compañía y la alegría de haber rendido honores a las veneradas tallas.

En la procesión también participó el alcalde de la ciudad, Tomás del Bien, quien anunció que el Ayuntamiento tiene previsto, en un futuro, acometer diversas mejoras en la pradera del Cristo de las Batallas en la que, este año, se han plantado un centenar de árboles cedidos por la cofradía. Por otra parte, resaltó el "buen ambiente" que, durante toda la jornada festiva, se respiró en la pradera que, un año más, se convirtió en un lugar de encuentro en el que numerosos toresanos y vecinos del alfoz disfrutaron de la romería. En el día de hoy, muchos toresanos regresarán a la pradera para disfrutar de las conocidas "sobras". La talla del Cristo de las Batallas, del siglo XVI y de autor anónimo, fue restaurada hace unos años por la Fundación González Allende.