El primer domingo de mayo muchas cofradías celebran la cesión de insignias y la entrada de la nueva camada de abades. En Toro, tierra de ferviente pasión, celebran esta tradición la de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla y la cofradía de San Isidro.

La primera hermandad fue algo más madrugadora y a las diez y media de la mañana las juntas rectora y administrativa ya estaban camino del Real Monasterio de Santa Clara, en el que celebraron una eucaristía conmemorativa. Después se desplazaron hasta su sede, la iglesia de Santa Catalina, para la renovación de los cargos de la junta rectora, la cesión de los abades activos y la transición de los celadores a nuevos abades para el futuro curso. Asimismo, los escribanos se convirtieron en celadores y los diputados en celadores, con la entrada de ocho nuevos miembros que pasaron a formar partes desde el día de ayer de la junta rectora, la cual se compone a través de un riguroso orden de antigüedad.

El presidente de la cofradía, José Manuel de la Fuente, felicitó a los "abades entrantes, salientes y, sobre todo, a la renovación de cargos", que reafirman su compromiso con la hermandad. El recuerdo del 60 aniversario del incendio que asoló la actual sede de la congregación tampoco falto en el breve discurso del actual presidente.

El intercambio de insignias es un acto sencillo, pero cargado de respeto y tradición. Los abades salientes entregan la insignia a los nuevos y el traspaso de "poderes" concluye con un apretón de manos que sella el compromiso de los nuevos abades. La insignia es una vara alargada con el emblema de la cofradía. Dependiendo de la congregación, como es el caso de San Isidro, el intercambio se realiza citando el nombre y apellido de la persona que entrega la vara y del que la recibe.

A continuación, los hermanos y sus familiares hicieron una ofrenda floral a la Virgen de la Soledad por el día de la Madre.

Colegiata

La Cofradía de San Isidro, por su parte, celebró su entrega de insignias en la sacristía de la parroquia de la Colegiata de Santa María la Mayor tras la tradicional Misa de Cabildo. La veintena de hermanos allí reunidos trataron algunos aspectos relativos al funcionamiento orgánico de la congregación. Dos aspectos fueron los más destacados: el encargo o no de medallas para los 80 miembros de la hermandad y el balance de cuentas del ejercicio 2016-2017.

El encargo de las medallas salió adelante con el voto de la mayoría de los allí presentes. La intención es encargar al menos 100 réplicas, de forma que sobren unas 20 para entregárselas a los nuevos hermanos que se animen a inscribirse en la cofradía.

El segundo punto fue la presentación del balance de cuentas que arroja un saldo de beneficios de casi 320 euros. Una de las principales partidas de gasto, la de la Banda de Música que acompaña en procesión, fue objeto de ligera disensión. Uno de los miembros consideraba este gasto demasiado elevado, mientras otros hermanos aseveraban que otorga una mayor belleza a la procesión.