La ciudad no solo está representada en la exposición Reconciliare de Las Edades del Hombre, inaugurada ayer en la localidad segoviana de Cuéllar, por una de las piezas que conforman la colección, una escultura de bulto redondo de Dios Padre atribuida a Narciso Tomé y procedente de la iglesia de San Julián, ya que la música que ambientará el recorrido por las tres sedes de la muestra es obra del compositor toresano, David Rivas. La Fundación Las Edades del Hombre, encargó hace meses a Rivas la creación de la "banda sonora" de Reconciliare, después de que el pasado año, miles de visitantes disfrutaran de su música en la exposición Aqva.

Poco tiempo después de la clausura de la edición celebrada en Toro, Rivas recibió un mensaje del secretario general de la Fundación, Gonzalo Jiménez, por el que le invitaba a participar en la nueva edición de Las Edades del Hombre componiendo la música ambiental que se escuchará en las tres iglesias de Cuéllar elegidas como sede de Reconciliare. Para esta muestra, Rivas ha creado 12 temas que tienen una duración de unos 40 minutos y adaptados al hilo conductor y al programa expositivo. Para la Fundación, la música es esencial dentro del proyecto Las Edades del Hombre, tanto en la programación de sus actividades como en sus publicaciones y, en las últimas ediciones, ha apostado por melodías compuestas para la ocasión, con el objetivo que acompañen sus exposiciones "en un equilibrio entre la narración y obras, con ese deseo callado de conmover al espectador y mimetizarlo con el entorno". En la edición inaugurada en Cuéllar, según la Fundación, Rivas plasma en su música el mensaje contenido en los capítulos de la muestra.

Para el preámbulo de Reconciliare, el compositor toresano refleja en su obra los enfrentamientos que, a lo largo de la historia reciente, se han producido entre los hombres y que esperan la intervención de un Dios reconciliador, y descrito con un tema lírico y lleno de tristeza que, poco a poco, irá tornándose en esperanza y luminosidad. Siguiendo la narración del discurso, la obra compuesta por Rivas, conduce al visitante a través de melodías más solemnes, triunfantes e intercaladas con temas basados en elementos más folclóricos, que acercarán a todas las personas que admiren la muestra a la historia del pueblo de Israel. La obra concluye con un tema más potente y "espectacular" que describe el triunfo de Dios y del hombre en la Reconciliación. Sobre este trabajo, Rivas reconoció que supone un "orgullo" que después de la colaboración en Aqva, la Fundación le haya encargado la música ambiental de la nueva exposición aunque, en esta ocasión, el trabajo ha entrañado una mayor complejidad porque ha tenido que adaptar sus composiciones al contenido de cada uno de los capítulos.