Honda, Kawasaki, Yamaha, Ducati, BMW, Aprilia, Derbi, Suzuki, Piagio, Triump? También naked, cruiser, chooper, deportivas, turismo, scooter y un sinfín de tipos y marcas de motos se dieron cita en la ciudad de Toro en la ruta que la concentración de Motauros organizó la pasada mañana en el municipio zamorano. Los aficionados a las dos ruedas se hicieron esperar y su llegada se prolongó más allá de las 12.30 horas de la mañana.

La recepción estuvo organizada por la asociación motera "Ruedas Raras", quienes con más de 35 colaboradores y voluntarios dirigieron el tráfico y el estacionamiento hasta la Plaza Mayor. También participaron en la consecución del evento el Ayuntamiento de Toro, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Toro y diferentes empresas de la provincia zamorana.

La fría mañana que se vivió ayer en Toro no desanimó a los más de 5.000 motoristas que se dieron cita en la Plaza Mayor, según las primeras estimaciones de los organizadores. El ruido ensordecedor y el olor a gasolina de la llegada de los "motauros" dio paso a la algarabía de los allí reunidos durante la hora del pincho. Aperitivo a base de chorizo al vino, caldo motero y chato de vino del que pudieron disfrutar los motoristas por cortesía de los hosteleros locales.

A pesar de la multitud de personas allí reunidas el espíritu familiar fue el protagonista y los saludos de reencuentro la tónica general. Y es que las concentraciones de motos tienen ese rasgo característico de las cofradías de Semana Santa: siempre son muchos, los mismos y, sobre todo, hermanos. "Se respira ambiente de moteros, pero de moteros de verdad", afirmaba uno de los asistentes que había llegado desde Tordesillas, sede de la concentración. ¿Y qué son los moteros de verdad? "Aquellos que se hacen 200 kilómetros para cada concentración, duermen en las tiendas de campaña y no solo vienen de "postureo" a pasearse", zanjaba el veterano motero con más de 15 años de concentraciones sobre sus hombros.

La ruta a Toro es uno de los momentos claves de la concentración de "Motauros". No obstante, aún sin cifras confirmadas, muchos asistentes aducían una menor presencia de compañeros respecto a años pasados. El regreso de "Pingüinos", la concentración vallisoletana, fue señalado como la principal razón de esta menor afluencia. "Tenemos compañeros que llevan viniendo más de diez años a Motauros, pero este año han tenido que escoger entre ambas concentraciones", explicaba la dueña de una Yamaha Fazer 600 de color gris metalizado.

Esta disminución en la asistencia que destacaron algunos motoristas no pareció notarse en la ciudad, ya que desde las afueras (más allá de la estación de autobuses) hasta el templo de la Colegiata las calles estuvieron pertrechadas por motos a izquierda y a derecha, sin un solo hueco que cubrir. Del mismo modo, los hosteleros, especialmente los dueños de los establecimientos de la Plaza Mayor y la Puerta del Mercado, tuvieron una mañana ajetreada hasta bien entrada la tarde.

La exhibición acrobática tuvo lugar pasada la una de la tarde y fue ofrecida por el acróbata del motor Plácido José Pérez Benítez. Para ello, se habilitó la calle que da lugar a la Plaza Mayor, donde Pérez Benítez realizó multitud de acrobacias que levantaron los aplausos del público. Invertidos, caballitos, el motorista de pie encima de la moto o incluso la moto circulando en soledad fueron algunos de los trucos que deslumbraron a los asistentes al evento.

Otra de las actividades que se ofrecieron en la ciudad con motivo de la llegada de Motauros fue la apertura de la bodega de la DO, a la cual pudo acudir todo el que quiso tras haber estado varias semanas cerrada.