Al margen de emitir las valoraciones sobre las muestras catadas, la nueva edición de la Guía Peñín también realiza un análisis de las características generales de los vinos que se elaboran en la Denominación de Origen Toro. De los tintos, asegura que son los más característicos de la zona y que poseen una astringencia propia de la variedad tinta de Toro, así como un grado alcohólico alto y buenos índices de acidez. Cuando son jóvenes, explica la publicación, presentan un color cereza oscuro con matices violáceos y en nariz tienen buena intensidad, con notas que recuerdan a las moras y a los frutos rojos. En boca, los tintos de Toro son potentes, sabrosos, carnosos, con una buena persistencia y, en algunos casos, con un punto de sobremaduración. Sobre los tintos criados en madera, señala que mantienen las notas de fruta madura, conjuntadas con los aportes del roble y la carnosidad en boca.

En cuanto a los vinos blancos, los expertos de la Guía Peñín resaltan que se elaboran, principalmente, a partir de la variedad malvasía y que en nariz pueden aparecer algunos matices rústicos, mientras que en boca tienen un final ligeramente amargo. Sobre los rosados producidos en la Denominación de Origen Toro, la publicación resalta que en su elaboración se emplea la tinta de Toro, acompañada en algunos casos con garnacha y que en boca son carnosos y afrutados.