El vino ha estado, está y estará siempre ligado a Toro. Una relación de la cultura vinícola con la ciudad existente desde hace siglos y que la han convertido en una de las señas de identidad de la villa y el Alfoz toresano. Este estrecho vínculo volvió a ponerse de manifiesto durante la mañana de ayer domingo con motivo de la celebración del tradicional desfile de carros engalanados que este año cumplió su cuadragésima cuarta edición.

La ciudad rinde una vez más homenaje a la vendimia y a la tradición a través de un desfile donde el pasado volvió a respirarse a través de la ruta realizada por los carros engalanados desde la Plaza San Francisco hasta la Plaza Mayor. El viaje transportó a los asistentes al pasado de la mano de unos protagonistas del mismo que evocaron los trabajos que se realizaban en la época de la recogida de la uva a través de la decoración de dichos carros y las vestimentas de antaño.

El pueblo volvió a disfrutar con la nostalgia que transmitían las polainas, las faldas o los pañuelos que distinguían a las mujeres así como los ropajes realizados de pana y las boinas para cubrir sus cabezas en el caso de los hombres.

En el desfile participaron más de medio centenar de carros ataviados con diversos utensilios y productos como aperos de la vendimia, las uvas recolectadas de la viña, así como embutidos, hortalizas y panes que emulaban los almuerzos típicos de la época y que los integrantes del desfile compartieron con los asistentes tras finalizar un recorrido donde dichos carruajes fueron movidos por mulas, burros o caballos como se hacía en un pasado no tan lejano. En dicho recorrido participó también, al igual que en anteriores ediciones, el actual presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Toro, Felipe Nalda.

Grupos folclóricos

También hubo parejas y grupos de vendimiadores que transportaban cestas con dulces, torreznos o las tradicionales botas de vino. La música fue otra de las protagonistas al amenizar, a través de la actuación, un recorrido donde el folclore tradicional, los bailes populares y las canciones de vendimia fueron el hilo musical de la mañana en la ciudad. Había grupos de Toro, de Zamora, del Alfoz así como el municipio vallisoletano de Zaratán o el llegado desde Reinosa en Cantabria.

El desfile de carros engalanados comenzó mediada la jornada matutina en la plaza de San Francisco, para proseguir por diversas calles de la localidad como Rejadorada, el Sol, la Plaza de Santa Marina para continuar por la Puerta del Mercado antes de llegar aúna Plaza Mayor donde los protagonistas se entremezclaron bajo un ambiente de diversión, humor, risas y nostalgia.

La cuadragésima cuarta edición del desfile volvió a poner de manifiesto el arraigo de la ciudad a uno de sus bienes más preciados, el vino. Un producto al que hace más de cuatro décadas quisieron homenajear un grupo de amigos con un recorrido por la ciudad y que, a pesar de haber pasado el tiempo y modernizarse las labores vinícolas, esta mantiene viva la llama de una tradición.