Hace dos años comenzó una nueva aventura en solitario después de conocer la cultura vitivinícola de algunas de las zonas productoras de vino más importantes del mundo. Kiko Calvo es un joven enólogo toresano que ha conseguido materializar un proyecto personal cuyo resultado es "Bigardo", un vino elaborado al 100% con uvas de la variedad autóctona tinta de Toro, al que ha conseguido transmitir su marcada personalidad y su espíritu rebelde. Desde que era un niño su contacto con el vino era diario en el mesón que regentaban sus padres en la Plaza Mayor de Toro, aunque su bisabuelo y su abuelo fueron conocidos vinateros en el pueblo de Valdefinjas y, en su familia, siempre se han elaborado pequeñas partidas de vino para consumo propio, una tradición muy extendida en otras épocas en la comarca. Cuando era un niño su mote ya era "bigardo" una palabra que, hoy en día, todavía se utiliza en Toro para definir a una persona rebelde, aunque tiene otras acepciones como corpulenta o desobediente.

En homenaje a Toro y a su infancia, decidió utilizar esta palabra para dar nombre a su vino del que, hace dos años embotelló y etiquetó una pequeña partida de 2.000 botellas. La experiencia fue tan positiva que, en 2015, decidió dar un "salto arriesgado" y producir 10.000 botellas de "Bigardo", un vino tinto que ha tenido una gran aceptación entre todos aquellos que han tenido la oportunidad de catarlo. El camino seguido para materializar este proyecto no ha sido sencillo y Calvo ha empleado muchos años en formarse y en descubrir otras culturas vitivinícolas en sus viajes por todo el mundo, con paradas en algunas de las zonas más reconocidas por la calidad de sus vinos. En 2002 comenzó a estudiar Biología en la Universidad de León y, siete años más tarde, se trasladó a Elche donde se matriculó en Enología en la Escuela Politécnica Superior de Orihuela de la Universidad Miguel Hernández.

En Alicante, se inscribió en un curso de sumillería que le permitió visitar los grandes chateaux de Burdeos y, en 2011, firmó un contrato de prácticas en chateaux Reynon, donde trabajó con el profesor Dennis Dubourdieu. Tras este primer contacto real con el mundo del vino, Calvo decidió viajar para conocer otras culturas y diferentes zonas productoras del mundo como Australia, California o Argentina, lugares en los que trabajó en diferentes bodegas. De regreso a España, siguió con su aprendizaje en Rueda, Ribera del Duero o Galicia para, en 2015, poner en marcha en Toro su proyecto y lanzar al mercado "Bigardo".

Este vino puede definirse como "experimental" porque se elabora con uvas procedentes de cepas de viñedos viejos de la variedad tinta de Toro cultivados en parcelas, situadas en Valdefinjas y Los Llanos y porque la vendimia se realiza en fechas distintas, cuyo resultado son vinos diferentes. "En realidad es como si elaborara veinte vinos diferentes y luego decido si los mezclo o no", aseguró Calvo, a quien le gusta experimentar hasta obtener un "coupage" perfecto, cuyo resultado es "Bigardo". De hecho, en la elaboración de su primer tinto, Calvo tiene "mucho margen de maniobra", algo que no puede llevarse a efecto en las grandes bodegas.

El proceso de elaboración es "artesanal" y Calvo tan solo necesita un mejedor, un montacargas y algunos depósitos, tecnología que le permite experimentar, desde el conocimiento que ha ido adquiriendo a lo largo de los años. Las fermentaciones, tanto alcohólica como maloláctica, se llevan a cabo con microorganismos que proceden de la propia viña y que aportan al vino el carácter del terroir y que, sin duda, marcan la diferencia entre unos vinos y otros. El carácter artesanal de este vino también se aprecia en la etiqueta que reviste la botella de "Bigardo" cuyo diseño, obra de Javier Garduño, ha sido distinguido este año en los Premios de Publicidad de Castilla y León, en la categoría "Identidad de Producto". La etiqueta muestra la mano de Calvo, una imagen rebelde y transgresora con la que pretende transmitir el concepto de un vino de Toro "hecho a mano". Para Calvo, en una ciencia tan experimental como la enología "llega un momento en que no vale con escuchar a los grandes maestros ni buscar apoyo en los libros, debes hacerlo tú mismo y, eso es Bigardo" o lo que es lo mismo "el desenlace de una intensa aventura en diferentes lugares del mundo, que siempre tuvo el propósito de acabar siendo una botella de vino".

Por el momento, el joven enólogo toresano no ha dado el paso de solicitar la inscripción de su bodega en el Consejo Regulador aunque, a corto plazo, podría formalizar la petición para entrar a formar parte de la Denominación de Origen Toro. En estos días, Calvo prepara una nueva campaña de vendimia, una de las épocas del año en la que las jornadas de trabajo se prolongan muchas horas y cuyo resultado es un tinto experimental que comercializará en un mercado cada vez más exigente y que sabe apreciar los buenos vinos.