El desarrollo del ciclo evolutivo en la mayoría de viñedos de la Denominación de Origen Toro se encuentra actualmente con un retraso que se sitúa en torno a los diez días de diferencia con respecto a una campaña normal para el inicio de la vendimia.

Una situación que como explicó el veedor de la DO Toro, Carlos Gallego, "en relación a la tinta de Toro, por lo general le falta alrededor de un 10% de enverar", estado fenológico en el que la uva, que presenta una imagen de un color verdoso, tiene que evolucionar hasta tonalidades oscuras, casi negras, antes de la finalización de la maduración. En este sentido, este porcentaje actual que presentan la amplia mayoría de viñedos de la DO marca el retraso del final del crecimiento, que hasta que no concluya de forma definitiva no se podrán comenzar las labores de vendimia. Este retraso, sin embargo, no afecta a todos los pagos y bodegas como pone de manifiesto el hecho de que la firma Dominio del Bendito quien ha solicitado ya al Consejo Regulador comenzar este martes 6 de septiembre los trabajos de recolección.

La variación en esta campaña también viene influida por las altas temperaturas nocturnas durante estas fechas. En este sentido, la viña precisa de mucho calor por el día y frío por las noches, si durante la fase nocturna la temperatura no baja lo suficiente se puede propiciar estrés en la planta y una detección del ciclo vegetativo propiciando que no alcance la maduración que debería producirse en condiciones normales.

En relación al inicio de la campaña, este retraso evolutivo hará que dichas labores comiencen para la mayoría de bodegas durante la semana del 20 de septiembre mientras que el pasado año estos trabajos comenzaron a realizarse en la gran mayoría de empresas en torno al día 15.

Esta temporada se prevé que se superen los registros alcanzados en 2015, cercanos a los 18,5 millones de kilos, ubicándose las cifras de recolección en torno a los 20 millones de kilos de uva que se registran en una campaña normal dentro de la Denominación de Origen Toro.

Por otro lado, el tamaño de la uva toresana es este año mayor de lo habitual, situación derivada de las abundantes precipitaciones invernales que propiciaron que los racimos sean, por lo general, más grandes y la uva tenga un tamaño ligeramente superior a la del curso anterior.

Por otra parte, el estado sanitario del fruto se encuentra en un momento óptimo en la mayoría de viñedos de la DO ya que no cuentan con la presencia de plagas y enfermedades, situación que como afirma Carlos Gallego "en años tan secos que no llueve prácticamente nada durante el verano no hay enfermedades debido a que estas se propagan por la humedad". La única enfermedad que sigue apareciendo es la yesca, que afecta a la madera y no a la calidad de la uva, para la que por el momento no se ha encontrado una defensa.

En definitiva, un retraso de en torno a diez días en el ciclo evolutivo de la planta dentro de la DO que, en principio, no afectará a la campaña de vendimia. Un hecho debido a que habitualmente la recolección de la uva comienza en la zona a mediados del mes de septiembre con una variación de en torno a diez días por encima o por debajo de dicha fecha.