La estructura de la población pone en relieve que en el siglo XVI la agricultura tiene menos peso que el sector artesanal dedicado a los productos textiles, la carpintería o la escultura. Sin embargo, la evolución hacia la ruralización de la sociedad estuvo marcada por las la aparición de epidemias y años de malas cosechas durante el siglo XVI. Una situación que derivó en el traslado de los habitantes de la periferia de la ciudad hacia el interior por el descenso de población existente.

Una ruralización que refleja fielmente el catastro del Marqués de la Ensenada en los registros agrícolas dado que más de 37.000 fanegas dedicadas al cultivo de cereal, las 8372 dedicadas a la fruta o las más de 18.000 de vino. Un periodo donde las bodegas tenían una gran relevancia en la ciudad así como el cultivo de la vid y elaboración de vino que ya se exportaba hacia zonas del norte de España en el siglo XVI.

En definitiva, la Edad Moderna en Toro fue una época de continuos cambios sociales donde la ruralización de la sociedad convirtió al sector primario en eje capital de la actividad profesional en la ciudad.