Nacido en 1931 en Rota (Cádiz), José María Ruiz Mateos comenzó su carrera empresarial exportando vino a Inglaterra, sector en el que poseía una amplia experiencia ya que su padre, Zoilo, fue un experto corredor de vinos. Fue también profesor mercantil en la Escuela de Comercio de Jerez y, junto a sus hermanos, fue capaz de levantar un imperio, el grupo Rumasa, formado por 230 empresas y que llegó a contar con más de 65.000 empleados.

Su trayectoria profesional y empresarial se vio truncada cuando el 23 de febrero de 1983, el Gobierno procedió a la expropiación de Rumasa y, a partir de ese momento, Ruiz Mateos emprendió una larga lucha judicial, marcada por escenas como el puñetazo propinado al entonces ministro de Hacienda, Miguel Boyer en 1989. A partir de ese momento comenzó el declive del empresario que fue condenado por delitos económicos como evasión de divisas, fraude y apropiación indebida, condena por la que fue encarcelado. En 1991 adquirió el equipo de fútbol del Rayo Vallecano y cinco años después creó Nueva Rumasa, holding del que formaba parte la bodega Marqués de Olivara, acogida a la Denominación de Origen del Vino de Toro. Para la industria toresana, Ruiz Mateos eligió el nombre del título nobiliario que ostentaba, Marqués de Olivara, otorgado por la República de San Marino y que el Consejo de Estado le autorizó utilizar en el año 1982. De su etapa al frente de la bodega, poco recuerdan los trabajadores de la industria, quienes siguen esperando a que un grupo inversor adquiera Marqués de Olivara.