Comenzó a jugar a la peonza cuando era un niño y ha llegado a convertirse en campeón del mundo. Víctor Regis Arévalo nació en Argentina y todavía disfruta como cuando era un niño de un juego tradicional que ha quedado relegado a un segundo plano y que ha sido desplazado por los videojuegos o las aplicaciones del teléfono móvil. El campeón del mundo de peonza colabora con la empresa Trompos Cometa y dirige exhibiciones en colegios como el Amor del Dios en el que, recientemente, ha mostrado a los alumnos de diferentes cursos algunos de los trucos más sencillos para empezar a jugar a la peonza. Además, defiende este juego porque aporta a los niños valores que pueden aplicar a todos los ámbitos de su vida.

-¿Cuándo empezó a jugar a la peonza?

-Empecé a jugar cuando era un niño. La peonza es un juego muy antiguo que practicaban nuestros padres o nuestros abuelos y que se fue transmitiendo de generación en generación. Sin embargo, en algún momento de la historia este juego se perdió, fue suplantado por otras actividades y nosotros, con la empresa Trompos Cometa, lo que pretendemos hacer es rescatarlo para que puedan descubrirlo más niños.

-¿Qué aporta este juego a todos aquellos que lo practican?

-La peonza aporta numerosos beneficios a nivel social como compartir o la camaradería que surge al participar en un concurso y, a la vez, algo que es muy importante, para que los chicos desarrollen una habilidad psicomotriz que los ayude a crecer en ese sentido. Y es que un juego tan antiguo como la peonza también desarrolla la coordinación o la atención, valores que después quien lo practica puede aplicarlos en todos los ámbitos de la vida. Por el hecho de ser un elemento ajeno a nuestro cuerpo, la peonza implica una serie de cosas que son muy beneficiosas para el desarrollo psicomotriz del niño.

-¿Con las exhibiciones en las que participa pretende reivindicar un juego antiguo como la peonza frente a la diversión ligada a las nuevas tecnologías?

-Lo que pretendemos con estas exhibiciones es recuperar el juego de la peonza, pero sin meternos con las nuevas tecnologías. Queremos que la peonza sirva para que los niños dejen de estar todo el día con el ordenador o con el teléfono móvil.

-¿Han cambiado mucho las formas de diversión de los niños y adolescentes?

-La verdad es que antes teníamos muchas posibilidades de divertirnos jugando al aire libre, nos subíamos a los árboles, jugábamos con la peonza, con las canicas o con los cromos, pero estos juegos se han ido perdiendo con el paso del tiempo. Nuestra empresa, atenta a ese tipo de requerimientos sociales, está promocionando este tipo de talleres para que los niños aprendan a jugar a la peonza y se motiven con algo más que les ayudará a crecer y a que no se atrofien con el ordenador. Creo que está bien que los niños jueguen con el ordenador o con el teléfono móvil, pero cuando estos elementos pasan a ser la actividad principal se complica el desarrollo de otras áreas.

-¿Qué enseña a los niños que asisten a sus exhibiciones?

-Generalmente enseñamos que los niños aprendan a jugar a la peonza desde el inicio, desde lo básico. Así, enseñamos a que los pequeños conozcan la peonza y algunos trucos muy sencillos que les ayuden a familiarizarse con ese elemento para que, a partir de ahí, empiecen a crear sus propios trucos. Con el paso del tiempo, hemos visto a chicos que, en poco tiempo, han llegado a superar a grandes especialistas en cuanto a juego. La creatividad que tienen, no la teníamos antes porque estábamos muy limitados y no había personas que nos enseñaran.

-¿Las nuevas tecnologías pueden contribuir a este aprendizaje del juego de la peonza?

-Con la ayuda de las nuevas tecnologías, especialmente a través de Internet, podemos ver numerosos vídeos que muestran cosas increíbles que se pueden hacer con las peonzas. Pretendemos sobre todo que los niños aprendan a dominar el elemento, la peonza y, a partir de que se familiaricen con ella, puedan crear sus propias suertes y sus propios trucos, además de divertirse con un juego que, por otra parte, es muy sano.

-¿En sus demostraciones, algunos niños muestran su sorpresa porque nunca habían visto una peonza?

_ Si y es algo que nos sorprende. Como comentaba anteriormente, el juego de la peonza se perdió en algún momento de la historia y estamos tratando de recuperarlo. No obstante, aunque en algunos sitios se ha perdido, en otros lugares se sigue manteniendo viva la tradición de jugar a la peonza.

-¿En esos lugares que cita, la transmisión del juego se debe a la implicación de padres o abuelos que siguen siendo aficionados a la peonza?

-En algunos sitios de España, he visto a abuelos que, acompañados de sus nietos, todavía se animaban a jugar y a tirar la peonza de una forma distinta y cogiéndola a la antigua usanza. Estas situaciones me llenan de alegría porque, si bien el juego se ha perdido en algunas generaciones, en otras se mantiene vivo el entusiasmo por la peonza.

-Para jugar a la peonza, ¿se requiere una habilidad especial o lo más importante es dedicarle muchas horas de práctica?

-La verdad es que no se requiere ninguna habilidad especial, porque mover la mano es algo que llevamos todos en los genes. Lo que si se requiere es una técnica inicial que nos permita entender cuál es el movimiento necesario para hacerlo. A partir de este movimiento inicial, que los niños aprendan a jugar a la peonza depende de la práctica. Hay niños que, a la primera, les sale perfecto mientras que otros tendrán que seguir practicando. Lo más importante, es que no hay un límite no hay un techo, a más práctica, más entusiasmo, más suertes nuevas, más coordinación y, solo así, se llega a dominar la peonza.