Fue una pieza clave en la fundación del primer convento de San José en Ávila y, durante su vida, mantuvo una estrecha relación de amistad con santa Teresa de Jesús, con quien compartió sus inquietudes intelectuales y espirituales. Guiomar de Ulloa sigue siendo una gran desconocida en Toro, a pesar de su estrecha vinculación con la ciudad en la que ostentó la propiedad del palacio de Bustamante, en la actualidad en manos privadas, y en el que santa Teresa de Jesús se alojó en varias ocasiones.

El colegio Amor de Dios rindió ayer un sencillo homenaje a esta mujer, en el marco de la celebración de su Semana Cultural, con una conferencia impartida por la profesora María de los Ángeles García, quien repasó la vida y obra de Guiomar de Ulloa y su relación con Toro, ciudad en la que, como matizó, "es la gran desconocida". En el año en el que se celebra el V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús, para García, es necesario recordar la figura de Guiomar de Ulloa que "fue un apoyo fundamental" para santa Teresa y para que su proyecto religioso no fracasara. Esta dama de la nobleza de Ávila nació aproximadamente en 1527 y contrajo matrimonio con Francisco Dávila, señor de Villatoro, con quien tuvo cuatro hijos.

Con tan solo 25 años, enviudó y su nueva situación personal y familiar provocó que "conectara muy bien" con santa Teresa de Jesús, con quien compartía inquietudes similares, tanto en el plano intelectual como espiritual. En su alocución, García explicó que la amistad entre ambas mujeres surgió cuando santa Teresa, tras ingresar en el monasterio de la Encarnación, cayó enferma y Guiomar de Ulloa conoció su situación a través de una de sus hijas que era novicia en el mismo convento. Consciente de que no conseguiría superar su enfermedad entre los muros del convento, Guiomar de Ulloa consiguió que santa Teresa fuera trasladada a su vivienda para ofrecerle los mejores cuidados y pudiera recobrar su salud. En el hogar de la noble abulense, la religiosa "encontró una paz que no halló en el monasterio".

Una vez recuperada, santa Teresa regresó con frecuencia la vivienda de la noble con la disculpa de visitar a una de sus hijas novicias que también se encontraba enferma. En el marco de estas visitas, ambas mujeres participaron en tertulias celebradas en la vivienda y en las que participaron otros intelectuales de la época como Pedro Alcántara o Francisco de Borja, con quienes compartían la idea de que era necesario aplicar una reforma en el seno de la Iglesia. En estos encuentros, según recordó García, se forjó la gran amistad entre ambas mujeres que perduraría hasta el final de sus días. Aunque Guiomar de Ulloa era una mujer que vivía rodeada de lujos y de riqueza, según la profesora, experimentó un gran cambio al conocer a santa Teresa. De hecho, fue Guiomar de Ulloa quien solicitó, junto a Aldonza de Guzmán, la licencia al Papa Pío IVpara fundar un convento de Carmelitas en Ávila, cuyo coste sufragó en parte con sus recursos económicos.

El monasterio de San José de Ávila se fundó el 24 de agosto de 1562 y fue ocupado por cuatro novicias que tomaron el hábito en la nueva Orden de las Carmelitas Descalzas de San José. Tanta fue la complicidad entre ambas mujeres que, sin Guiomar de Ulloa, es probable que santa Teresa no hubiera podido conseguir sus objetivos y ese reconocimiento, ha quedado plasmado en algunos textos en los que la fundadora del Carmelo Descalzo asegura que "creía en mi más que yo misma" y que su amistad era más intensa que la relación que pudo tener con una hermana.

Guiomar de Ulloa es muy conocida en Ávila, ciudad en la que existe un foro de mujeres con su nombre y en la que es un personaje muy querido por su vinculación y el apoyo moral que brindó a santa Teresa para conseguir que sus proyectos fueran una realidad.