La Virgen de la Soledad se queda sola tras la muerte de su Hijo. Pero la asociación de Damas de la Soledad pretende que su compañía sea más llevadera. Por ello, como cada Sábado Santo, la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina, hogar de la Virgen, acogió desde las 11:00 horas de ayer la tradicional vela a la Virgen de la Soledad, que organizó su asociación de Damas.

Como novedad este año, a cada hora en punto se dio lectura, por parte de las damas que la velaban o todos aquellos que quisieron, a un pasaje bíblico relacionado con la vida de la Virgen, tras el que se exponía una breve reflexión y una oración preparada para la ocasión.

Así, durante todo el día, la iglesia de Santa Catalina se convirtió en un rosario de visitas de asociadas, toresanos y forasteros que quisieron acompañar algunos momentos a la Virgen en su dolor.

La jornada de vela a la Madre de entre las madres concluyó con el rezo del Santo Rosario y un Vía Crucis en la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina, desde la que, momentos después, la Virgen de las Angustias en su Soledad salió para pasear su pena por las calles de la ciudad.

Sobre una nueva peana colocada en sus andas para realzar la esbeltez de su figura y con un nuevo pañuelo que le donaron esta Semana Santa y que pendía de sus manos, la Soledad salió en procesión sobre los hombros de los hermanos de la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla por un recorrido que no era el habitual por el que pasea cada Sábado Santo, debido al hundimiento de una vivienda en la calle San Lorenzo que impedía el tránsito por la misma.

Así, la junta directiva de la asociación se vio obligada a estudiar un recorrido alternativo que, finalmente, discurrió por la Rúa de Santa Catalina, Vicente González Calvo, plaza de San Francisco, calle Concepción, plaza de Santa Marina (pasando por delante de los soportales), continuando por el Arco del Reloj, Puerta del Mercado, calle Perezal, La Antigua, calle Odreros, Puerta del Mercado para volver a pasar por debajo del Arco del Reloj y continuar por plaza de Santa Marina, El Sol, Rejadorada y Rúa de Santa Catalina, para regresar al templo de salida.

Con un emotivo momento en que las asociadas cantaron la Salve a la Virgen, rodeada por dos largas filas de velas, mientras se dirigía hacia el que es su hogar, la Soledad sintió de veras la compañía que le brindaron en el Sábado Santo.