Ni los reyes de España quisieron perderse ayer el desfile del martes de carnaval en Toro que, a pesar de las bajas temperaturas y del gélido viento, concitó el interés de miles de personas que se congregaron en las calles de Toro para seguir de cerca un gran espectáculo. Los fieles seguidores de este desfile volvieron a disfrutar con el ingenio y la imaginación que caracteriza a los toresanos a la hora de disfrutar del carnaval, quienes, por unas horas, olvidan los problemas cotidianos y el sentido del ridículo para lucir sus disfraces y para meterse en la piel del personaje que interpretan durante el recorrido.

Además, el público que esperó pacientemente el paso del desfile pudo disfrutar del espectáculo que ofrecieron algunos niños que, el pasado lunes, fueron premiados durante el recorrido infantil. La plaza de San Francisco fue un año más el punto de partida del desfile de adultos en el que, algunos daban los últimos retoques a su disfraz y otros grupos ensayaban la coreografía para entrar en calor y no olvidarse de ningún paso durante el recorrido. Abrió el desfile la murga "Los peseteros que, volvió a demostrar su espíritu guerrero emulando a Mel Gibson en la película "Braveheart", aunque durante el recorrido el público también pudo disfrutar del desparpajo de "Las Marujas" y de la vistosa coreografía de la murga "D'Family".

"Las Supremas"

A la cita con el carnaval no podían faltar otros grupos como el que forman "Las Supremas de Bardales", el integrado por alemanes que disfrutaron de lo lindo con la fiesta de la cerveza, las tunantas disfrazadas de esculturales marineras o el formado por el reparto de la famosa película "Sor Citroen". Otros personajes de la gran pantalla como King Kong completaron el recorrido desde lo alto del Empire State, mientras que un gran payaso demostró sus dotes de equilibrista por las calles de la ciudad. El conocido personaje de la serie "Aquí no hay quien viva", Antonio Recio, ofreció sus productos del mar al público, mientras que dos mujeres intentaron convencer al público para que comprara algún producto de su tupper-sex. Dos enamorados, ella monja y él un caballero, mostraron abiertamente su amor por las calles de Toro, mientras que los reyes de España prometían a toresanos y visitantes una rebaja de impuestos. En definitiva, el público disfrutó un año más de un gran espectáculo de ingenio, creatividad y, sobre todo, buen humor.