Se define como un aficionado purista y su defensa de la fiesta de los toros le ha llevado incluso a enfrentarse a su propio partido, el PSOE. Eneko Andueza Lorenzo es un político comprometido que ejerce el cargo de teniente alcalde en la localidad guipuzcoana de Eibar y que, al igual que los toreros que saltan al ruedo, durante muchos años se ha jugado la vida "cada día" en el País Vasco. Aunque nació en Eibar, se siente un vecino más de Morales de Toro, localidad en la que es más conocido como "el nieto de Marusa" y en la que aprendió a amar la fiesta de los toros, de la mano de su abuelo. Arropado por amigos y familiares, Andueza ha presentado en Morales de Toro su primer libro, una obra dedicada a la ganadera Dolores Aguirre.

-¿Por qué decidió dedicar su primer libro a Dolores Aguirre?

-Por dos motivos. El primero es que mantenía un vínculo afectivo y amistoso con ella y el segundo es que, como aficionado a los toros, siempre he reconocido su trabajo. Creo que su labor como ganadera ha sido extraordinaria y su trayectoria ha sido intachable. Dolores Aguirre representó los valores que defendemos un tipo de aficionado más purista. Tras su fallecimiento y después de hablar con su hija entendimos que era algo bonito rendirle este homenaje y, sobre todo, dejar su legado escrito en un libro para que su pensamiento y su forma de concebir la fiesta de los toros no se perdiera.

- ¿Es por tanto un libro biográfico?

-Sí, podríamos decir que es su biografía ganadera porque, en lo personal, en ningún momento hemos querido entrar por expreso deseo del autor. En el libro se intercalan historias de la ganadería con sus pensamientos y sus anécdotas. Es un libro que está plagado de reflexiones, conceptos y opiniones personales que dicen mucho de su integridad como persona y, sobre todo, de su integridad como ganadera.

-¿Su afición por la fiesta tiene su origen en los festejos taurinos de Morales de Toro?

-Principalmente. Sobre todo mi afición procede de mi abuelo de Morales de Toro que era muy aficionado, muy partidario de Paco Camino y que, desde muy pequeño, me llevaba a los toros. Prácticamente me salieron los dientes jugando a los toros con mis amigos de la peña de Morales de Toro. Poco a poco me fui aficionando y, lo que en principio podía ser una afición pasajera de los veranos, al final fue creciendo y me he convertido en un estudioso que lee libros y se hace en un día 400 kilómetros para ver una corrida.

-¿Se define como un aficionado purista?

-Sí, purista e incluso integrista. Soy una persona que defiende sobre todo la integridad de la fiesta de los toros y los principios fundamentales que han hecho que la fiesta sea algo digno de ser reconocido como un Bien de Interés Cultural, pero sobre todo, una seña de identidad de nuestra cultura y de nuestra forma de ser.

-¿En que se parecen la política y los toros?

-En algunas cosas. La trastienda de la política y de la tauromaquia muchas veces es muy canalla. Creo que hacen falta, tanto en la política como en los toros, mayor transparencia, mayor honradez y, sobre todo, la defensa de unos principios básicos que hagan perdurar, tanto el sistema democrático actual y la fiesta de los toros como se han entendido y concebido siempre.

-¿En qué momento se encuentra la fiesta de los toros?

-En un momento bueno porque el auge de los festejos populares es evidente aunque la tauromaquia y las corridas de toros pasan por un momento delicado, no por el ataque de los antitaurinos, sino porque muchas veces el enemigo está dentro. Los enemigos son muchas figuras del toreo, ganaderos y empresarios que conciben la fiesta como su negocio propio y como su patrimonio, cuando la fiesta de los toros es un patrimonio del pueblo. Tenemos que acabar con esos vicios, tiene que volver la transparencia. El día en el que los ciudadanos dejen de ir a los toros se acabará la fiesta y la están terminando de matar los de dentro no los de fuera.

-Como defensor de los toros llegó incluso a manifestar su decepción con su partido por no apoyar la propuesta para que esta fiesta fuera declarada Bien de Interés Cultural, ¿sirvieron para algo sus críticas?

-Escribí una carta, a título personal, al entonces secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. Aquella carta sirvió al menos para que muchos compañeros se identificaran conmigo, pero sobre todo sirvió para que, lo que en principio se intuía que podía ser un voto contrario, se convirtiera en una abstención. Desde siempre, he sido una persona que he vivido la política y la tauromaquia desde el compromiso y, en esos momentos, el cuerpo me pedía decir lo que sentía. No soy un político, con todos mis respetos, cómodo porque ejerzo la política en un sitio (el País Vasco) en el que, como en la fiesta de los toros, te tenías que jugar la vida todos los días. Cuando una persona entra en política en esas circunstancias no es por capricho, sino por vocación y porque tiene un concepto del compromiso muy fuerte. En ese momento, chocaron ambas cosas y había que dar un paso adelante y salir al ruedo en defensa de los toros.