Además de convertirse en un atractivo más de la ciudad, las cuatro bodegas tradicionales que han sido restauradas por el Instituto del Patrimonio Histórico Español del Ministerio de Cultura permitirán mostrar a los turistas el antiguo proceso de elaboración y conservación del vino. El arquitecto encargado de dirigir el proyecto, Pedro Lucas del Teso, destacó que el mejor ejemplo del proyecto financiado por el Ministerio y que ha precisado una inversión de 838.667 euros, es la bodega subterránea que se conserva bajo el edificio de la Junta Agropecuaria Local. En esta cava, como relató Lucas, ha sido necesario llevar a cabo una serie de trabajos de desescombro, a los que siguieron prospecciones para la «toma de datos» ya que los técnicos tenían sospechas de que en esta bodega se conservaban algunos espacios a los que no se podía acceder y que, tras la intervención ejecutada, podrán ser visitados. En una segunda fase, se ha procedido a la reconstrucción de todos los paramentos y a la aportación de otros de refuerzo porque «estamos hablando de espacios bajo terreno que, por el paso del tiempo, han sufrido un deterioro».

En otra fase posterior, los técnicos han llevado a cabo una serie de actuaciones que han permitido conferir «habitabilidad» a la bodega, así como otra intervención centrada en la evacuación de agua y que permitirá evitar los daños que pudieran provocar fugas o la rotura de la red de saneamiento. En el interior de la cava también se han desarrollado trabajos de mantenimiento para que la temperatura del recinto no ocasione su deterioro, objetivo que se ha conseguido con la implantación de unos sistemas de extracción y control de la humedad y de la temperatura. Para completar el proyecto, se han aportado algunos elementos «que dan sentido a la bodega», como una cuba de grandes dimensiones para que los turistas que visiten la cava «tengan la sensación de que no era un espacio vacío». Así, además de instalar cubas, en la bodega de la Junta Agropecuaria se ha recuperado el lagar y se ha repuesto toda la maquinaria con la que contó en la antigüedad para que los visitantes «entiendan todo el proceso de conservación y elaboración del vino». Al margen de su utilidad para conservar y elaborar el vino, las bodegas recuperadas son un modelo de la arquitectura tradicional de Toro y Lucas se mostró convencido de que «estos espacios van a ser una sorpresa para el público porque suelen estar ocultos». Asimismo, resaltó que las obras ejecutadas en las bodegas de la Junta Agropecuaria, Valparaíso, Condes de Requena y la residencia, permitirán demostrar que estas cavas «eran espacios muy prácticos, así como el esfuerzo que suponía excavarlos y conservarlos».