La empresa Pevafersa ha cerrado definitivamente sus instalaciones tras el despido de los últimos cuatro trabajadores que quedaban en plantilla, entre ellos el director general de la fotovoltaica toresana. Así lo confirmó ayer el secretario general de la Federación de Metal, Construcción y Afines de UGT, Andrés Mielgo, quien señaló que la salida de los últimos empleados de la industria se produjo hace unos días, tras aplicar el expediente de regulación de empleo (ERE) de carácter extintivo pactado hace un año entre la dirección de la empresa, los tres administradores del concurso de acreedores y los miembros del comité de empresa y que fue planteado para la totalidad de la plantilla, integrada entonces por 138 trabajadores.

En este punto, Mielgo señaló que este último ERE debía aplicarse a todos los operarios durante un año y recordó que, en los últimos meses, se han formalizado los despidos de la totalidad de la plantilla y que los últimos trabajadores en salir de la fábrica pertenecían al área de administración, al margen del director general. Asimismo, Mielgo recordó que el comité de empresa, la dirección de Pevafersa y los administradores concursales acordaron que los trabajadores despedidos percibirían una indemnización de 22 días por año trabajado y remarcó que, tan sólo en algunos casos, en referencia a trabajadores amparados por el sindicato UGT, han percibido la totalidad de la cantidad pactada. Así, como reconoció el dirigente sindical, todavía algunos empleados no han cobrado las indemnizaciones que les corresponden por despido, en concreto, aquellos que confiaron en que la empresa se haría cargo de los pagos pendientes y no acudieron al Fondo de Garantía Salarial.

En cuanto al futuro de las instalaciones de Pevafersa, ubicadas en la carretera de Pozoantiguo, Mielgo apuntó la posibilidad de que pasen a ser propiedad de la entidad Caja Rural, con la que la fotovoltaica había contraído una elevada deuda económica. En los últimos meses, la administración concursal ha intentado que la empresa pudiera ser adquirida, tras su división en unidades productivas, por otras empresas del sector aunque finalmente no ha sido posible alcanzar un acuerdo con ninguna de las firmas que, en principio, mostraron interés por las instalaciones de fotovoltaica. Así, con toda probabilidad, Caja Rural podría quedarse con las diferentes naves de Pevafersa, en la carretera de Pozoantiguo.

Con el despido de los últimos trabajadores se pone fin al proceso de rescisión de todos los contratos de la empresa y supone un paso más en la liquidación definitiva de la sociedad autorizada por el Juzgado de lo Mercantil.