Los establecimientos comerciales de la ciudad dieron el pistoletazo de salida a las rebajas durante la jornada de ayer con pesimismo. El escaso público que visitó las tiendas a lo largo del día no invitó a los profesionales del sector a creer en una cierta recuperación del mercado durante los próximos meses. En un año duro para los comerciantes, las rebajas deberían servir para dar salida a las colecciones que no se han vendido anteriormente y a las de temporada. Con las tiendas vacías, no obstante, los empresarios se resignan a esperar a que «la gente pierda el miedo» y decidan realizar compras durante este periodo.

Explica Manuela, regente de una tienda de ropa en la Puerta del Mercado, que las expectativas para la campaña de rebajas son muy bajas. «Se presentan muy flojas, como ha sido el resto de la campaña», detalla. «La gente tiene miedo e incertidumbre y entonces es muy complicado sacarlo adelante. Ahora mismo deberíamos tener la tienda llena y todavía no ha entrado nadie», comenta. Y es que la zona comercial de la ciudad apenas tuvo movimiento durante las primeras horas de las rebajas. Los viandantes que durante la mañana paseaban por el centro de Toro hacían poco caso a los escaparates donde lucían los carteles de precios bajos, una práctica poco usual durante este tiempo.

El pesimismo que cunde entre los comerciales de la ciudad tiene mucho que ver con el desarrollo general de los últimos meses. Las condiciones climatológicas, dicen, no han dado el empujón necesario para que la gente decida renovar los armarios. Además, la crisis sigue acechando a las tiendas locales. «Entre el tiempo, que no ha acompañado para nada; y la economía, que no hace falta decir nada más, tenemos la respuesta a esta situación», detalla Manuela. «Se han sumado las dos cosas y ocurre que tenemos la colección entera», añade. «La gente está un poco cobarde, y es normal. El que no tiene, porque no tiene; y el que tiene, porque lo guarda por si le hace falta el próximo mes», explica esta empresaria.

El periodo de rebajas será, por tanto, el más complicado de los últimos tiempos. Los comerciantes de Toro esperan como agua de mayo que la gente se quite los miedos y acuda a los establecimientos, pero el futuro más inmediato se plantea complicado. «Tristemente estamos acostumbrados a vivir esta situación durante los últimos meses, pero esperamos que la situación dé un giro y la gente vuelva a las tiendas, porque al final sería bueno para todo el mundo», analiza Juan, otro de los empresarios que en la mañana de ayer estaba viendo a la gente pasar por la puerta de s u tienda sin hacer ademán de entrar.