Carpintero y restaurador de piezas de madera

M. Barrio

Desde los 25 años se dedica profesionalmente a la carpintería, aunque hace unos 15 que viene realizando también trabajos de restauración en muebles antiguos y obras de arte de madera. Aurelio no reniega de las comodidades que la modernidad ha deparado a su oficio, las valora mucho más bien, pero reconoce la satisfacción que depara un buen trabajo artesano.

-¿Cómo ha cambiado la forma de trabajar en estos años?

-Pues mira, se ha notado mucho en el tema de los pagos. Antes llevabas una factura y sabías que te ibas a venir con el dinero en la mano y ahora la gente se retrae mucho. No es que yo tenga muchos impagos, pero antes se pagaba mejor que ahora.

-¿Y en cuanto a los medios y la técnica?

-También ha cambiado mucho, claro, porque yo empecé trabajando de forma prácticamente manual y ahora con la maquinaria se trabaja mucho mejor. Eso si, donde se sigue trabajando de forma artesana es en la restauración, aunque esto encarece mucho, a pesar de eso siempre hay alguna persona «caprichosa» que no le importa pagarlo.

-¿Cree que antaño se cuidaba más el detalle?

-Pues si, antes se trabajaba más fino, porque ahora influye mucho el tiempo, la gente quiere todo enseguida y si el trabajo lo puedes hacer en media hora, pues mejor que en una, antes regalaba el tiempo Dios de balde y si estabas haciendo un trabajo a capricho no mirabas lo que te llevaba hacerlo. La verdad es que ahora, que me perdonen todos, pero no abundan los buenos profesionales. Yo he tenido aquí muchos chavales aprendiendo, he tenido hasta seis y siete aprendices; algunos han estado hasta veinte años conmigo y se han establecido luego por su cuenta.

-¿También construye muebles?

-Prácticamente no toco el mueble, salvo algún compromiso; yo me he dedicado desde siempre a la carpintería, es decir, puertas, ventanas y restauración.

-¿Qué tipo de piezas ha restaurado?

-Fundamentalmente he hecho cosas en las iglesias, retablos, sobre todo, y también artesonados y puertas antiguas. Las puertas de San Atilano, en Zamora, las restauré yo todas y, por cierto, figuro en el libro de actas que tienen. En Toro he trabajado en el retablo de la Trinidad, en la techumbre de Santo Tomás y en el artesonado del refectorio del Sancti Spíritus, que estaba muy deteriorado.

-¿Se requiere una preparación especial para ser carpintero restaurador?

-Bueno, aunque sea poco modesto decirlo, lo que hay que ser es profesional, y también cuenta que te guste tu trabajo, porque cuando haces una cosa que no te gusta, por mucho que lo intentes no te queda bien nunca.

-Supongo que también será importante saber qué se trae entre manos.

-Por supuesto, sabes que cuanto están restaurando estás haciendo algo muy delicado; hay piezas que se te pueden venir encima, porque están muy mal y tienen que tener muy claro en qué estás trabajando, ir haciéndolo de forma muy paulatina y qué herramientas tienes que utilizar en cada momento para que eso no se deteriore, porque hay piezas que se te deshacen en las manos. En Zamora, por ejemplo, desarmé el retablo de Valdefinjas totalmente y después lo monté en la iglesia del pueblo, y aquello fue muy delicado,. porque tenía una cantidad de clavos tremenda y no se podían quitar las piezas de golpe, hay que hacerlo muy poco a poco y darte mucha cuenta de lo que estás haciendo para luego montarlo idéntico a cómo estaba.

-¿Desde hace cuanto tiempo se dedica a la restauración?

-Pues hará unos 15 años, porque antes las cosas antiguas no se valoraban y se tiraban. A mí me han traído puertas para restaurar algunos anticuarios que hace unos años hubiéramos pensado que se habían vuelto locos, porque estaban en un estado malísimo. Pero no solo se han comenzado a valorar los muebles antiguos, sino también el trabajo de restauración bien hecho, aunque cuesta más. En Toro hay cosas de museo en algunas casas particulares, desde muebles hasta artesanados.

-Con los medios de que se dispone ahora, ¿qué piensa cuando comprueba el trabajo que hacían los carpinteros de hace varios siglos?

-Yo he visto trabajos que quien los hacía debía ser un verdadero artista. He restaurado puertas castellanas antiguas que seguro que cuando se hicieron se tardaban varios días en rematarlas y, sin embargo, ahora se puede hacer una puerta en dos o tres horas e igual de perfectas, gracias a las máquinas que tenemos.

-¿De qué trabajo está más orgulloso?

-Yo estoy orgulloso de todos mis trabajos, porque intento hacer todos bien y si he cometido algún fallo intento rectificarlo, pero hay que quedar siempre bien con el cliente. En general me gusta todo lo que hago en carpintería, aunque el trabajo en cadena, que es lo que más se hace ahora, es lo que menos me gusta, es muy monótono.

-¿«En casa del herrero, cuchillo de palo»?

-Pues sí, en casa hago muy poquitas cosas, alguna pijadina en ratos libres, pero reconozco que muy poco.

-¿Ha notado los efectos de la crisis?

-Se ha notado en que antes no te preguntaban tanto cuánto te iba a costar el trabajo, sobre todo cuando vas a restaurar algún mueble antiguo, y ahora sí te piden presupuesto con más frecuencia, pero es que en la restauración no se puede decir un precio fácilmente, es muy complicado, porque no sabes cuánto tiempo te va a llevar hacer el trabajo hasta que no te metes en él.

Aurelio Bercianos Pelayo

Toro (1949) Aurelio Bercianos comenzó a trabajar en carpintería a los 14 años, pero no fue hasta los 25, tras haber hecho algunos cursos de Formación Profesional, cuando se puso por su cuenta montando un taller en la plaza de San Francisco, que mantiene desde hace 37 años. Conocido también en Toro por hacer sido presidente de la Sociedad de Cazadores durante mucho tiempo y por su afición al Carnaval, Aurelio es el único miembro de su familia que se ha dedicado al sector. Ninguno de sus tres hijos ha seguido con el oficio.