El Procurador del Común se ha hecho eco de la queja planteada por la asociación medioambiental local Pangea Verde con respecto a «posibles irregularidades» cometidas por la mercantil Garvisa en la extracción de áridos que se está llevando a cabo en una parcela de alrededor de cinco hectáreas situada en el pago de la Cascajera, la cual, según el colectivo, es propiedad de un industrial de Toro.

El asunto fue abordado en la Junta de Gobierno del pasado mes de noviembre, la cual acordó entonces trasladar al Procurador del Común el escrito presentado por Pangea Verde con respecto a esta denuncia en el Ayuntamiento en agosto de año pasado, así como el informe emitido por el ingeniero municipal tres meses después. Según explicó ayer a este diario el concejal de Obras y Urbanismo, Fernando Caballero, la parcela perteneció a una antigua fábrica de prefabricados de hormigón que se mantiene inactiva desde hace 20 años.

Sin embargo, desde Pangea Verde puntualizan que se trata de una parcela situada «muy cerca» de la antigua planta y aseguran que desde hace diez años se viene desarrollando en ella la actividad de extracción de áridos. Según señala uno de sus responsables, Abel Bermejo, al estar la parcela próxima a la antigua fábrica, la actividad extractora «puede pasar desapercibida para muchos y solo la notamos los vecinos». Sostienen en este sentido que la actividad extractora que están desarrollando «está perjudicando a las zonas colindantes y poniéndola en peligro incluso construcciones que hay en ellas».

Así las cosas, Pangea Verde solicitan al Ayuntamiento en su escrito, así como al Procurador de Común, «que investiguen si esta empresa tiene licencia para realizar la actividad», ya que, no entienden que «si la planta de prefabricados está parada desde hace 20 años, porqué se extraen áridos en esta parcela próxima desde hace diez».

Pangea Verde, denuncia que «ninguna» empresa extractora de áridos de las que operan en el municipio está cumpliendo con la obligatoriedad de restaurar el entorno, tal y como afirman que han podido comprobar. «Lo peor», dice Abel Bermejo, es que algunas empresas, «que no restauraron la zona cuando tenían que haberlo hecho hace veinte años, están ahora tapando las lagunas que se han creado con la ruptura de la capa freática, en las cuales se han asentado varias especies de animales». Al parecer, con el fin de que «no les quiten la concesión y poder seguir extrayendo». Así mismo, denuncian que «al menos cinco o seis empresas hayan talado los pinares existentes en el pago de Matalobos y Picorroyo», actividad que asegura han realizado durante la noche. Desde Pangea Verde se quejan de que tanto el Servicio de Medioambiente de la Junta como el Ayuntamiento «estén permitiendo este atentado medioambiental».