Por ello, este diario se ha puesto en contacto con una de las psicólogas de la Fundación Intras que ha promovido el proyecto de la mini residencia para que nos detalle cuestiones como quiénes serán las personas que específicamente accederán a dicho centro, qué actividades llevarán a cabo dentro del mismo o cuál es su verdadera utilidad, entre otros interrogantes.

En primer lugar, Rebeca López ha explicado que, en el caso de la provincia de Zamora, cuando una persona ha sido internada en la unidad de agudos del hospital provincial, «ésta se descompensa». Una vez que el enfermo mental logra «volver a compensarse y ser autónomo», tiene la posibilidad de acudir o bien a las unidades de rehabilitación del propio hospital o del centro de día externo o bien a los pisos supervisados «integrados en la comunidad». Pero para llegar a conseguir este «grado de libertad» es «imprescindible» que el paciente adquiera un elevado grado de autonomía y cumplir con ciertas rutinas, como por ejemplo «administrarse su medicación, coger el transporte público o cocinar por sí solo» argumenta la psicóloga. Por otro lado, las mini residencias como la que se ha construido en Toro, es la opción para los enfermos compensados psicológicamente pero sin ningún nivel de autonomía.

Así las cosas, entre los enfermos mentales compensados que pueden acceder a este tipo de servicio son «aquellos que ya han sido diagnosticados de enfermedad mental grave y prolongada» por la red de psicólogos de Castilla y León «desde hace aproximadamente 4 ó 6 años» matiza López. Pero además de dicho diagnóstico, los futuros usuarios de la mini residencia deberán llevar aparejada una discapacidad o un deterioro psíquico, «continuo en el tiempo», y deberán haber intentado previamente otro tipo de tratamientos «que han resultado fracasados». Es decir, se trataría de personas que no se adaptan a los recursos que existen actualmente en Zamora, como son los mencionados centros de rehabilitación psicosocial o los pisos supervisados.

En este sentido, en la mini residencia toresana se tratarán los diagnósticos agudos «o que más deterioro conlleva», como trastornos de tipo psicótico, esquizofrénico, depresivos mayores y bipolares. Trastornos que imposibilitan que estas personas desenvuelvan las actividades básicas e instrumentales «del día a día» como «gestionar el dinero, asearse, ordenar la habitación, tomar la medicación correspondiente, planificar una comida, e incluso comer, o hacer una lista de la compra» enumera la psicóloga.

Por todo ello, el tipo de profesional requerido en esta residencia es aquel experto que atienda a todos los cuidados básicos que necesita una persona con estas características, tanto en su vida diaria dentro de la institución como fuera de la misma. «Se necesita una supervisión, no alguien que te haga las cosas, sino alguien que te entrene diariamente para llevar a cabo una serie de actividades tanto dentro como fuera de la residencia», subraya Rebeca López. Es decir, detrás de cada paciente habrá un «equipo multidisciplinar» donde «psicólogos, psiquiatras, médicos, trabajadores sociales y monitores ocupacionales, junto con los supervisores de la residencia y con los propios familiares de los enfermos formarán una especie de red siempre en coordinación con los servicios sociales y sanitarios locales y provinciales».

La finalidad primordial del trabajo conjunto es la integración de los enfermos mentales dentro de la comunidad. Así, el peso de las actividades fuera del centro será «muy importante» y «se utilizarán en gran medida los servicios deportivos, lúdicos, formativos o bibliotecarios que posee la ciudad». López quiere dejar claro «este es un sitio no para estar encarcelado, porque no es un psiquiátrico, sino una mini residencia de entrenamiento para mejorar el nivel de autonomía y de integración en la comunidad de los pacientes», por lo que «será un lugar con horarios flexibles».

Por último, López opina que será muy importante llevar a cabo acciones de información y sensibilización en la población de Toro «para quitar los mitos, los miedos y todo el estigma que hay relacionado con la enfermedad mental». De todo ello se encargará la Fundación sin ánimo de lucro, Intras, una vez puesto en marcha el centro: «invitaremos públicamente a los colegios, a las asociaciones de padres y de mayores, al Ayuntamiento y a todas las instituciones y los ciudadanos que lo deseen, a visitar el centro y a hacer actividades conjuntas con los enfermos para que vean que no son personas que no saben hacer nada por sí mismas, ni violentas, ni que no van a poder mejorar, sino que se puede convivir con ellas sin ningún tipo de dificultad».

De momento el edificio toresano es el primer centro especializado para personas con deterioro psicosocial de Castilla y León, «lo que no quiere decir que en la selección de los pacientes vaya a haber prioridad para la gente de Zamora ni de Toro» aclara la psicóloga de Intras, sino que esta decisión estará tomada por un Comité territorial, «y no por los técnicos y profesionales que trabajan dentro de la institución». La residencia tendrá una capacidad de alojamiento, temporal o definitivo, para 40 plazas destinadas a enfermos de entre 18 y 65 años, y estructuradas en seis unidades o módulos residenciales independientes, «cada uno de ellos con su correspondiente sala de audio y video». Por su parte, las zonas exteriores comunes como el jardín, el comedor, las dependencias para el personal, la sala de estar y la de visitas también contarán con un sitio en esta especie de colegio mayor para personas con enfermedad mental.