- La Casa de la Nunciatura de Toro es un ejemplo de vivienda típica toresana y, pese al paso del tiempo, se ha conservado perfectamente. ¿Siempre ha sido su familia la encargada de cuidarla?

- Esta vivienda nunca ha salido de la familia desde 1512, que la funda el obispo Manso. Nosotros debemos ser descendientes de algún sobrino del obispo. Mi abuelo, al que no conocí, tenía 11 ó 12 hermanos y tuvo el capricho de quedarse él con la casa. Luego mi padre, que eran dos hermanos, también se quedaron con la casa. Un dato curioso es que el abuelo de Ramón García, que es primo de mi padre, al parecer nació aquí.

- Su vida siempre ha estado relacionada a esta vivienda...

- Recuerdo siempre mi infancia en esta casa y he vivido muchos cambios, porque las costumbres han cambiado mucho. En esta calle se están haciendo edificios modernos, pero lo que más ha cambiado es las relaciones entre los vecinos. Era como una segunda familia y a cualquier desgracia que había iban todos los vecinos a ayudar. Había una convivencia muy grande.

- ¿Alguna anécdota de la época?

- Muchas... en esta calle vivían arrieros o labradores y cuando una mula estaba mala, venían todos los vecinos y cada uno opinaba el remedio, hasta que llegaba el veterinario. Entonces una mula era muy importante e incluso se compraba a plazos. Antes también la gente no metía el dinero en el banco y cuando había algún desahogo económico, lo que se hacía era comprar almendras y conservarlas durante tres o cuatro años. Así, cuando había que comprar una mula se vendían almendras y así se tenía el dinero.

- ¿Qué modificaciones se han hecho en la vivienda?

- La casa la hemos reformado hace ya años, a lo mejor 20 años. Cambiamos el portal y los suelos techos de las habitaciones, pero sin cambiar la estructura. El techo antiguo tenía las vigas revestidas de unas molduras de escayola con unas grecas que estaban muy deterioradas y por eso no se pudieron recuperar.

- Mucha gente le visita a diario, venidos de todos los países del mundo, ¿no ha pensado en convertir parte de la casa en museo?

- No, porque en lo que fue la cuadra lo tengo como almacén de vinos y tengo algunos objetos míos, porque yo también he sido aficionado a la arqueología y tengo algunas cosas de la cultura ibérica y romana. Y siempre a quien venga y quiera ver la casa yo se la enseño sin ningún tipo de problema y le doy a probar mis vinos o mi champán. También tengo muchos licores diferentes, incluso he hecho mi propia versión de licores internacionales, como uno italiano al que llamo "Amargado", porque tiene almendra amarga.

- Es usted ya es un auténtico experto a la hora de conceder entrevistas y reportajes a diferentes periódicos y revistas...

- Entrevistas tengo varias, sobre vino, sobre mi labor en el sindicato agrario Coag y sobre la casa. Pero incluso a nivel internacional. Vinieron una vez los de la Ruta Quetzal, pero era la hora de comer y ni les bajé a la bodega, porque me estaban llamando para que subiera ya a comer. Y luego vino otro de Puerto Rico pidiendo que le enseñara la casa, porque se lo habían dicho. Tengo también fotografías que se hizo una modelo coreana en las escaleras a la bodega y guardo la revista, pero claro, no sé lo que dice el reportaje. Otra vez vinieron un grupo de alemanes que no sabían hablar nada de español y me hicieron muchas fotos. Luego me mandaron una foto y una copia del texto, aunque lo que viene allí yo no lo dije, claro.

- ¿Cree que vivir en una casa con historia como la suya le ha influido en su vida?

- Dicen que vivir en una casa de estas te condiciona como persona y puede que sea verdad. Recuerdo que allá por el año 50 y tantos, Serrano Súñer, el "cuñadísimo" como decían, vino aquí e intentó comprarnos la fachada de la casa. Nos daba en aquellos tiempos dos millones de pesetas y luego teníamos que levantar la fachada de ladrillo. Y dos millones de pesetas era mucho dinero entonces, pero nos resistimos y a raíz de eso se declaró el pueblo de Interés Histórico y Monumental, porque al ver que nosotros no cedíamos, pues intentó comprar el Arco del Postigo. Y en cuanto la prensa lo dijo, la gente protestó y hubo una campaña en contra y fue cuando declararon que aquí no se podía vender ningún edificio.

- Su casa está catalogada y muy próxima a la primera muralla de la ciudad, también protegida, ¿qué opina del nuevo edificio que han construido junto al suyo, cuyas obras ha paralizado parcialmente Patrimonio?

- El edificio que han construido aquí es un monstruo que no sé quién lo habrá consentido. Estas empresas tienen mucho poder y mucho dinero y yo desconfío por eso. Dicen que sólo van a rebajar el alero al alero nuestro, pero si se van resistiendo a lo mejor ni lo hacen.

- Pero, ¿ incluso los problemas con la edificación han sido ya personales?

- Es que nosotros tuvimos que denunciar porque en el dormitorio de mi cuñada aparecieron unas grietas por las que se podían meter los dedos. El edificio lleva un sótano de siete metros y cuando cortaron lo hicieron al ras y claro, los cimientos miden sólo dos ó tres metros y no aguantan bien. Y menos mal que el año pasado no fue un invierno de lluvias, sino se nos podría haber hundido la casa. Al final, lo de la habitación nos lo han arreglado, pero no me gusta nada cómo actúan estas empresas.