La industria hidráulica: las aceñas, los molinos y los batanes en la zona de Toro fue el pasado viernes el tema central de la conferencia ofrecida por la licenciada en historia, María Angeles Martín y organizada por la asociación Proculto.

Las aceñas y los molinos, según explicó María Angeles Martín, se dedicaban a la industria harinera, mientras que los batanes estaban al servicio de la industria textil a través de la cual se fabricaban capas, estameñas...

Según parece, la documentación sobre las aceñas toresanas es más abundante que la encontrada sobre los molinos o batanes. Los datos recabados por la historiadora pertenecientes a los siglos XV y al XX, en el término de Toro y en los aledaños del río Duero, se erigían, al menos, seis aceñas en la ribera del Peral o del Puente; siete en "Vado o Bao" y dos más en Granja Florencia.

En torno al río Guareña también está registrada la existencia de cuatro molinos; incluso, Martín apunta la presencia de una aceña en la ribera del Puente, bajo el nombre de "Capellana" y del molino "de los Mansos" que también funcionaban como batanes.

La mayor parte de los contenidos y el estudio realizado por esta historiadora proceden de documentos sacados de archivos como el del Marqués de la Ensenada o de documentos particulares como el relativo al de "Vado o Bao" perteneciente a una familia toresana. Pero entre los legajos más importantes se encuentran los relativos a unas ordenanzas del siglo XVII sobre el funcionamiento de las aceñas de la ribera Peral. A pesar de la existencia de esta regulación específica para las aceñas, según afirma María Angeles Martín, ya las Leyes de Toro regulaban su construcción: en estas famosas normas se establecían «ventajas» para las aceñas ubicadas «dentro del cauce sobre las nuevas».

Y es que también en torno las aceñas, se produjeron litigios entre los propietarios. Así, la historiadora manifiesta que se produjeron conflictos entre los molineros de Toro y Zamora. Unos conflictos que se resolvieron «obligando a que los zamoranos dejasen coger las piedras para la construcción de las muelas de los molinos a los toresanos y que estos últimos accediesen a que los zamoranos se llevasen tejas y ladrillos de la zona de Toro». Y es que para la construcción de las muelas de los molinos (formadas por dos piedras: volandera y bolera) se utilizaban las denominadas "piedras zamoranas o del país" .

Asimismo, Martín señala que, curiosamente, algunas de estas aceñas disponían de unas «tablas de pesca que los propietarios arrendaban a los pescadores toresanos». Todo ello, pone de manifiesto la relevancia que la industria hidráulica asentada en Toro en torno al Duero y al Guareña, constituía para la zona. Para hacernos una idea, comenta la experta, en el siglo XVIII se contabilizaban alrededor de 19 molineros en Toro. Pero con el tiempo, y, sobre todo, a raíz de la construcción de los embalses, «aceñas y batanes han ido desapareciendo...». Aún hoy, se conservan vestigios de aceñas en esta zona, aunque la última que sobrevivió al paso de los tiempos, la número siete, dejó de funcionar en 1965.