Desaparecido en Madrid

Una cita médica un mes después de desaparecer y un robo en su casa los días previos: se busca a Francisco

"Alguien usó su tarjeta sanitaria para que dejemos de buscar", cuenta su madre. La policía cree que el madrileño, de 32 años, puede estar en riesgo, pero el juzgado ha denegado las peticiones de su familia para encontrarle

Francisco de Pablo desaparece el 21 de marzo de 2022.

Francisco de Pablo desaparece el 21 de marzo de 2022. / CASO ABIERTO

Tamara Morillo

Tamara Morillo

Lunes, 14 de marzo de 2022. 10:30 horas. Francisco de Pablo -Francis -madrileño de 32 años- acude a la comisaría de Hortaleza (Madrid). Su coche, un Citroën C4 azul, no está. Lo aparcó en la calle Manizales, a cien metros de casa. Un minuto andando, no más. En el vehículo dejó una mochila; en esta, ropa de deporte y toda su documentación. "Me han robado el coche". Aportó todos los detalles del vehículo. Firmó la denuncia y regresó a casa. Una semana después, desapareció.

"Vuelvo en una hora, voy a solucionar un asunto", dijo el día en que se perdió su rastro a un amigo que estaba con él jugando a la PlayStation en su casa. Eran las seis de la tarde del 21 de marzo. No regresó.

Imagen entregada a la policía tras interponer la denuncia por desaparición.

Imagen entregada a la policía tras interponer la denuncia por desaparición. / CASO ABIERTO

"Destrozada", Juana, su madre, vive para encontrar: "Esto es una pesadilla a la que no veo fin. Me acuesto pensando en mi pobre hijo y me despierto igual". Clama ayuda. Tras casi diez meses de instrucción, la investigación se estanca. Su hijo no está.

Los agentes descubrieron que Francis estaba inmerso en entornos conflictivos, en asuntos de drogas, amenazas, robos

"Le ha pasado algo", intuyó Juana desde el arranque, "Francis no se habría ido por su propia voluntad. Es imposible, no se iría dejando a sus amados perros, a su familia, amigos... no se iría sin dinero, ropa ni documentación".

Las pesquisas policiales que conforman el sumario -al que ha tenido acceso CASO ABIERTO, portal de sucesos e investigación de Prensa Ibérica- secundaron las sospechas de la mujer. Los agentes descubrieron que Francis estaba inmerso en entornos conflictivos, en asuntos de drogas, amenazas, robos. Las hipótesis que barajaron desde el principio no eran buenas: los investigadores barajan la opción de que la desaparición de Francisco esté relacionada con un ajuste de cuentas, crimen, desaparición forzosa. El hombre salió de casa para encontrarse con alguien. Nadie sabe con quién.

Alguien robó de su casa relojes, colonias y 15.000 euros en cocaína

Su amigo se quedó esperando a Francis en casa, nunca regresó. Durante días, su círculo, sus amigos, confiaron en que lo haría. Independizado, vivía solo desde hacía unos diez años. Juana descubre que su hijo no está el 26 de marzo, cinco días después de su ausencia. "Me dicen que lleva días sin ir a su casa, que nadie le ve". Trata de localizarlo. Su móvil está apagado. Prueba de nuevo, sin éxito, e interpone la denuncia en la comisaría de la Policía Nacional.

Francisco de Pablo Páez, varón, 32 años; 1,95 metros de altura; 85 kilos de peso. Alopecia por enfermedad. Cejas tatuadas, sin pestañas. Tiene un tatuaje tribal en el tobillo. Lleva encima llaves y teléfono, pero no da señal. "Se movía por el barrio de Santa María, San Lorenzo o Villarosa", amplía Juana. Los agentes intentan localizarlo llamando a su móvil, acuden al domicilio. Baten las calles. No está.

Un 'vuelco' de 15.000 euros

Agentes y familia se acercan a su círculo cercano. Los amigos de Francis aseguran que se movía por poblados de compra-venta de droga, chabolas, descampados, comentan que el hombre tenía deudas y que una familia de moldavos le debía dinero a él. Francis fue a cobrarlo. "Mi hijo estaba en un mundo... que no era el idóneo", lamenta Juana. La familia moldava lo amenazó, según contó un amigo de Francis a la madre del hombre. La policía les tomó declaración, confirmaron que habían estado con él días antes de su desaparición, pero aseguraron que Francis se fue por su propio pie.

Un amigo del desaparecido aporto otra pista a la policía. Se trata de un audio que Francis le envió por Whatsapp. En ese mensaje le explicaba que el robo de su coche no había sido el primero; que el 8 de noviembre alguien había entrado en su domicilio, había forzado las rejas y le había sustraído relojes, colonias y droga. No era poco, el 'vuelco' alcanzaba casi los 15.000 euros en cocaína. Por culpa de ese asalto, la deuda, ahora, la tenía él.

Fotos del álbum familiar de Francis. A la derecha, el joven junto a su madre. /

Fotos del álbum familiar de Francis. A la derecha, el joven junto a su madre. / / CASO ABIERTO

"Pobre chico, lo han despedazado"

"Voy a solucionar un asunto", su frase se grabó en la mente de todos. La policía buscó por los circuitos de menudeo e indagó, de puntillas, por los poblados de Valdemingómez y la Cañada Real. A los mismos se acercó su madre. "Fui, no hablé con nadie, aunque mi entorno sí".

Consiguieron algunos datos. Francis no solo consumía esporádicamente, como intuían; también vendía droga. Algunos vecinos contaron que el hombre conseguía la mercancía gracias a dos personas: "un gitano de Valdemingómez y un colombiano de Madrid". La familia visitó de nuevo Valdemingómez.

La noche en que desapareció, vecinos de Valdemingómez vieron a una persona que pedía auxilio mientras era perseguido por dos hombres

Una amiga de la familia se adentró, preguntó. Alguien le dijo que la noche en que desapareció vieron cómo una persona con sudadera azul (Francis solía llevar una así y no se encontró en su casa) pedía auxilió, aterrorizado, mientras era perseguido por dos hombres en el poblado. Hablaron de un narco y de un toxicómano.

Al poco, a la familia le llegó otro mensaje: "Pobre chico, tan joven... Lo que le han hecho... le han despedazado". Lo escuchó su madre de forma directa. La mirada, esta vez, la ponían en gente de nacionalidad colombiana a la que Francis, aseguran, debía dinero.

Con el dato, Juana amplió una vez más (lo ha hecho dos veces), la denuncia en comisaría. Vive aterrada, superada y devastada: "me vuelvo loca de pensar que lo han matado. Veo su cara de miedo y, para añadirle más horror y crueldad, le hacen desaparecer".

"No hay indicios de criminalidad"

"Existen indicios suficientes para creer que se encuentra en una situación en riesgo para su vida", detallan las actuaciones policiales. "Habiéndose agotado las medidas de investigación, y tratándose de una medida necesaria, adecuada y proporcional", detallan los investigadores, se solicita "el posicionamiento y registro de llamadas y mensajes" del desaparecido.

Dos juzgados de Madrid, el 35 y el 37, han denegado la petición policial de acceder a su teléfono, alegando que "no se aprecia indicio de criminalidad". Aseguran que Francisco es mayor de edad y prima su derecho a la intimidad. El 13 de abril de 2022 el número 35 de Madrid declaró la desaparición como "no forzosa" y archivó el caso. La lucha de su madre, junto al abogado Juan Manuel Medina (colaborador de SOS Desaparecidos), favoreció su reapertura. Sin mucho avance, porque el juez denegó todas las diligencias solicitadas. Entre ellas, una vez más, la del estudio de su teléfono.

Un cita médica un mes después

La policía continuó sus pesquisas: "Francis no había hecho movimientos en sus cuentas bancarias tras su desaparición". Tampoco le constan multas. No se ha registrado en ningún hotel ni consta que haya utilizado ningún medio de transporte. Todo en off.

La sorpresa llegó cuando los investigadores solicitaron información a la Consejería de Sanidad de Madrid. El día 21 de abril, a la 8:42 horas, consta, según la documentación a la que ha accedido CASO ABIERTO, que Francis fue a "una cita sanitaria en el Centro de Salud Mar Báltico (Madrid)". Una cita, "con asistencia", un mes después de desaparecer. "¿Mi hijo, en un médico que, encima, no es el que le corresponde?", se pregunta Juana.

"La realidad es que mi hijo no estuvo en el médico. Yo misma hablé con el director del centro, les llevé una foto de Francis y no lo reconocieron", cuenta Juana. "Además, él había denunciado poco antes de su desaparición que había extraviado su DNI, carnet, y tarjeta sanitaria". Su mente no se detiene, "creo que alguien usó su tarjeta para que dejemos de buscar".

Imágenes de Francis compartidas por su familia.

Imágenes de Francis compartidas por su familia. / CASO ABIERTO

La familia de Francisco cree que alguien usurpó su identidad. Pidieron nuevas diligencias: entre ellas, que declare la persona que atendió al hombre en el centro de salud, las imágenes de las cámaras de seguridad..."algo que pruebe que en ese médico, ese día, estaba él", defiende Juana. El juzgado también las ha rechazado, por lo que el letrado de la familia ha recurrido esa decisión.

"Ya está bien", llora la mujer. "Dejen que la policía pueda investigar.... Su móvil les daría pistas importantes", lamenta, "voy a morirme de pena". Juana necesita "justicia", necesita respuestas. Necesita encontrarlo. Saber cómo, quién y por qué.