Investigación

Así es la chabola del presunto secuestro sexual de Terrassa

El juez deja en libertad provisional el presunto secuestrador, impone una orden de protección a la víctima y remite la causa al juzgado de violencia contra la mujer

Este es el interior de la cabaña donde la mujer estuvo secuestrada durante, aproximadamente, diez días.

Este es el interior de la cabaña donde la mujer estuvo secuestrada durante, aproximadamente, diez días. / Anna Mas Talens

Elisenda Colell

Una silla de playa, un colchón sucio con manchas de color negro y un montón de basura esparcida alrededor. Es lo que se ve al llegar a la cabaña donde una mujer de unos 30 años fue presuntamente secuestrada durante 10 días en el barrio de Les Fonts, en los alrededores de Terrassa. La cabaña está construida con varias maderas y una lona de plástico que funciona como techo. Al abrir un trozo de madera que hace de puerta, se entrevé una habitación mugrienta donde la víctima afirma que fue encerrada. Tiene una cocina de gas, una cama con sábanas amarillas, está llena de cables, paquetes de tabaco, ropa sucia, botellas de plástico y maderas esparcidas por el suelo, regadas por un hedor a defecaciones que lo impregna todo. Es un sinfín de basura acumulada que el miércoles visitó la unidad científica de los Mossos d'Esquadra para analizar la escena del presunto crimen. Este fue el infierno en el que, presuntamente, una mujer fue encerrada y sometida de forma constante a agresiones sexuales y palizas.

El presunto secuestrador ha declarado este jueves ante el juez de guardia de Terrassa, junto a dos testigos y la víctima. El juez le ha dejado en libertad provisional, pero le ha retirado el pasaporte, le prohibe salir del país y le obliga a presentarse una vez por semana ante los juzgados de Terrassa, a espera de lo que determinen las pruebas del laboratorio de la policía científica de los Mossos, que el pasado miércoles estuvieron analizando la chabola donde ocurrió todo. Además, ha impuesto una orden de protección a la víctima: no puede ponerse en contacto con ella ni acercase a 500 metros.

El caso ha sido remitido al juzgado de violencia de la mujer, ya que el juez ha acreditado una relación afectiva entre la víctima y su secuestrador.

La denunciante se llama Talía. Según explican dos testigos, es una mujer treintañera de etnia gitana y madre de cuatro hijos. Su madre cuenta a El Periódico, del grupo Prensa Ibérica, que su hija desapareció de Terrassa el día 26 de noviembre. "Desde entonces no tenía noticias suyas hasta que el martes pasado me envió un whatsapp con la localización de la cabaña y los Mossos la encontraron", explica la madre. Añade que Talía vivía en Terrassa con su familia y que conocía al que fue su secuestrador, un hombre de 35 años llamado Iroy, pero, a diferencia de lo que ha dicho el juez, la madre niega que hubieran sido pareja.

Raptada "a la fuerza"

La familia cuenta que la chica fue encerrada "a la fuerza". "Este chico se dedica a rebuscar entre los contenedores: la vio por Terrassa, la cogió a la fuerza y se la llevó", dice la madre de la víctima. Cuenta que en el encierro de estos 10 días su agresor no tan solo la violó, sino que la ha sometido a palizas constantes. "La violaba y la pegaba, esta llena de moratones", sigue.

Iroy, el presunto maltratador, hace tres años salió de la cárcel tras cometer varios robos, según cuentan los habitantes de las chabolas de Les Fonts que le conocían. De hecho, acumula más de una cincuenta de antecedentes policiales. Por aquel entonces, no tenía vivienda ni familia a la que acudir, ya que su expareja lo había dejado. Se puso a vivir en una casa ocupada en Les Fonts y, cuando lo desalojaron, decidió construir su chabola en un solar abandonado en mismo barrio. Estas mismas fuentes relatan que había estado enganchado a la heroína, pero que en los últimos años había dejado de consumir. En la chabola no hay restos de jeringuillas.

Según fuentes policiales, la víctima habría explicado en su declaración que conocía a Iroy y que él la había secuestrado y llevado a la fuerza hasta su chabola. En el mugriento lugar, siempre según su versión, fue sometida no tan solo al encierro, sino a constantes agresiones sexuales y físicas. Logró escapar del infierno el pasado martes, cuando pudo avisar a su madre a través de un mensaje de Whatsap en el que envió la ubicación del lugar donde estaba escondida. Los Mossos la liberaron al mediodía.

Hoy, las ruedas de un patinete que hacen de pomo ejemplifican las condiciones en las que esta mujer fue encerrada. Una nevera en medio de la nada, la mugre que se expande por las paredes y la ropa tendida en los alrededores muestran cómo es de insalubre este lugar. El presunto agresor tiene hijos. Varios peluches y muñecos, además de un cesto de plástico de 'halloween', están colocados estratégicamente entre las ramas de un pino. Una imagen escalofriante y completada por los juguetes que se amontonan en el lugar. El espacio no tiene electricidad ni tampoco calefacción. El presunto secuestrador se calentaba con madera. Hay troncos quemados y cenizas que así lo testifican.

Hace años que los vecinos de Les Fonts denuncian el mal estado de este solar y reclaman un desalojo de urgencia. "El Ayuntamiento lo sabe, pero nos hace caso omiso", insisten los vecinos, que prefieren no identificarse por temor a represalias. "Es un lugar muy peligroso, tenemos mucho miedo", añaden. Este sería el segundo secuestro sexual ocurrido en este solar abandonado en menos de tres años.