El inspector Juan José Vivancos es el jefe del Grupo de Menores (Grume) de la Policía Nacional en la Región de Murcia, una unidad que ofrece «una protección total» a los adolescentes sospechosos de un delito y también a las víctimas, menores de edad, de agresiones sexuales, violencia de género y violencia doméstica. «Los hurtos y robos con violencia, los abusos y los malos tratos son los delitos que más nos entran», explica.

En el conjunto de España, hay doce Grumes, unidades especializadas que nacieron en el año 86 «para dar respuesta a ese tipo de delincuencia juvenil, como la del Torete», puntualiza el jefe de Murcia. El Grume se encuentra dentro de la Unidad de Policía Judicial, en concreto de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) y «desde el 86 hemos ido cambiando nuestro trabajo», ya que «al principio era de reforma, ahora es una protección total», detalla Vivancos, que recibe a La Opinión en las dependencias de su grupo, en la Comisaría del Carmen

Comprometido con su labor, el inspector subraya que, en el área de Menores, «hay que tener una sensibilidad especial para con la víctima y para con el autor, que es menor».

"Son muy reincidentes, ya que creen que son impunes"

«Hemos detectado que ha habido, tras el confinamiento, menores que sufren algún tipo de psicopatía que les ha surgido con la pandemia: rotura de muebles, agreden a los padres… el confinamiento ha hecho mucho daño a los jóvenes, porque los chicos necesitan socializar. A partir de la pandemia, nos empezó a venir una oleada de denuncias», afirma Vivancos, que ve el origen en «estar encerrado en casa con los progenitores».

Robando en cuadrilla

Después de coronavirus, los delitos que más han subido, protagonizados por menores, son los delitos contra la propiedad (hurtos y robos con intimidación), los abusos sexuales y los malos tratos, precisa Vivancos, que especifica que se ha detectado que algunos adolescentes actúan «en cuadrilla» para intimidar a otros menores y quitarles el móvil o el patinete, uno de los botines favoritos en los últimos meses. Aunque prefiere no hablar de bandas organizadas, sí son grupos juveniles que «abordan a otros menores», generalmente sin armas, pero intimidando y amenazando.

Recientemente se desarticuló un grupo, compuesto por chicos de 15 a 17 años, dedicado a «los robos con violencia con un espray de pimienta». En la cuadrilla «había dos chicos fijos, que eran los cabecillas, y los otros iban cambiando», comenta el jefe del Grume. Lo que hacían era abordar a otros menores para quitarles el teléfono. Se confiaron, les dio por actuar siempre en la misma zona y, en una vigilancia, los sorprendieron in fraganti.  

Quienes usan cuchillos, «los cogen de casa», aunque «lo más habitual es la intimidación verbal», que imponga «la envergadura» y con el añadido de ir «en cuadrilla». A la víctima, le espetan: «O nos das el móvil o te vas a enterar». «Es un robo con intimidación, los acorralan», indica Vivancos, al tiempo que confiesa que «cuando entra un robo con intimidación, sabemos que van a entrar más».

El motivo es que estos delincuentes juveniles «son muy reincidentes», ya que «creen que son impunes». «Pueden robar casi a diario, se pasan una semana robando: cuando sabes que los tienes en una zona concreta, vas de paisano y los pillas», declara el inspector, que pone el acento en que «pueden acabar internados».