Investigan un caso de violencia machista previo a la muerte del presunto asesino en un accidente de tráfico en Alicante

Todo apunta a que el hombre pudo apuñalar a su esposa durante una discusión y que huyó del lugar a toda velocidad. No se descarta que hubiera decidido acabar con su vida cuando se cruzó con la grúa, o bien que fruto de los nervios perdiera el control del vehículo durante la fuga. Vecinos del inmueble donde residía el matrimonio le vieron abandonar precipitadamente el lugar en el coche sobre las 21.00 horas del domingo. De confirmarse que se trata de un crimen de violencia machista, las circunstancias serían muy parecidas a las de otro asesinato ocurrido en Palencia, donde el presunto homicida estranguló a su esposa de 36 años y después acabó con su vida arrojándose a las vías del tren. También los agentes iban al domicilio para notificar el fallecimiento.

Así ha quedado el coche implicado en el accidente.

El accidente de tráfico se produjo hacia las 22.10 horas del domingo a la altura del kilómetro 140 de la carretera N-332, a muy poca distancia del Hospital Comarcal de la Marina Baixa. El turismo chocó frontalmente contra un vehículo grúa que en ese momento circulaba en dirección contraria. El coche quedó reducido a un amasijo hierros dada la violencia del impacto y efectivos del Parque de Bomberos de Benidorm realizaron una laboriosa tarea para tratar de excarcelar su cuerpo. Aunque una ambulancia del Samu se desplazó a la zona, nada se pudo hacer por su vida y los médicos solo pudieron certificar su defunción. El conductor de la grúa, de 60 años de edad, tuvo que ser atendido de un ataque de ansiedad. Ante el fallecimiento del conductor, agentes de la Policía Local de Benidorm fueron emplazados para que fueran a notificar el fallecimiento a la familia. Cuando los agentes llegaron, se encontraron con la puerta del domicilio abierta y el cadáver de la mujer en el salón. Las fuentes consultadas por este diario indicaron que la víctima presentaba al menos dos puñaladas en el pecho.

La pareja se había establecido en Benidorm hace cinco años procedentes del municipio guipuzcoano de Zarautz en un edificio de más de doce plantas y 180 apartamentos en el Rincón de Loix. Pasaban allí gran parte del año, aunque ocasionalmente en periodos de vacaciones regresaban al País Vasco para pasar allí unos días. En el edificio, apenas se relacionaban con sus vecinos. Desde su vivienda tenían acceso al ascensor, desde el que bajaban al garaje comunitario y donde tenían acceso a su plaza de aparcamiento, prácticamente sin tener que cruzarse con nadie. No había constancia de denuncias previas, ni de otras agresiones, según fuentes policiales. Aunque en una ocasión, la mujer que era la titular de la vivienda llegó a pedir al conserje que le cambiara la cerradura para impedir a su marido acceder a ella. Sin embargo, dos semanas más tarde, le pidió que le diera una copia, como si nada hubiera ocurrido.

El domingo por la noche varios vecinos vieron como el hombre se marchaba a toda velocidad del inmueble en el coche y sin saber qué es lo que había ocurrido. Alguno asegura que estuvo a punto de ser atropellado. Unas pocas horas más tarde, empezaban a llegar coches de la Policía Nacional, una vez que desde la Policía Local se dio la alerta de que el cadáver presentaba signos de violencia.

Agentes de la Policía Científica estuvieron examinando el escenario del crimen durante la mañana, en busca de indicios que permitieran reconstruir lo ocurrido. Mientras que otros funcionarios se encargaban de recoger las cámaras de seguridad, a fin de localizar imágenes tanto del momento de la huida del marido, como de la llegada del matrimonio a la vivienda. El cadáver fue traslado al Instituto Anatómico Forense para que se le practicara autopsia.