Se llama Isabel del Castillo Hortelano, tiene 57 años y padece Alzheimer. Su foto inunda todos los rincones de Madrid, se comparte sin cese en redes sociales. Un batallón de gente la busca, pero ella no lo sabe. Quizá no recuerde su dirección, tal vez camine cansada, desaliñada, desorientada: lleva once días desaparecida.

Familia e investigadores piden máxima difusión para ayudar en su búsqueda y localización. Una desaparición que se convierte en inquietante, de riesgo extremo, ya que es una persona vulnerable. Desde hace dos años tiene Alzheimer diagnosticado, necesita medicación y es dependiente.

"Salió de casa (en Navalcarnero, Madrid) el viernes, 19 de agosto, sobre las 20.00 horas", cuenta su hija Yoanna. "Venía de un viaje a Grecia con mi tía y mi padre, donde habían estado un mes y medio". Isabel, quizá agitada por el trayecto, aprovechó que su marido estaba en el baño para salir de casa. Cruzó la puerta. No dijo nada. No han vuelto a verla.

Una imagen de Isabel cedida por la familia. En la foto, el bolso que llevaba el día que desapareció.

Restaurante griego

"Nació en Madrid, pero pasó muchos años en Móstoles, donde de adolescente se mudó con mis abuelos", cuenta Yoanna. "En 2002 mis padres se mudaron a Navalcarnero". Antes del Alzheimer, Isabel y su marido, regentaron varios restaurantes. "Mis padres se han dedicado toda la vida a la hostelería. Mi padre es griego y tenían restaurantes de comida griega en Madrid".

El primero lo abrieron en 1997 y, "aunque siempre iban en coche, puntualmente, a lo largo de estos 20 o 30 años, han hecho el trayecto con la línea de autobús 528 desde Navalcarnero hasta Madrid, la que llegaba a Príncipe Pío". Navalcarnero, Móstoles y el centro de Madrid pueden ser lugares a los que haya querido ir la mujer, por rutina, por costumbre. "Dicen que las personas con Alzheimer que se pierden vuelven a sitios en los que han estado, porque recuerdan más los momentos antiguos que los recientes".

Último punto: la plaza del pueblo

Su familia, en alerta desde el primer momento, ha logrado reconstruir algunos de los pasos de Isabel desde que salió de casa el 19 de agosto gracias a las cámaras de algunos establecimientos. "La primera la graba relativamente cerca de casa, a unos 30 metros, es una avenida grande que sube hacia la rotonda del Parque Municipal de Navalcarnero en la que hay muchas paradas de autobuses en diferentes direcciones. En esa rotonda sabemos que coge la calle que lleva hasta la plaza (Plaza de Segovia, Navalcarnero)".

La segunda grabación se registra a las 20:30 horas en la misma plaza. "La imagen no ayuda mucho, pero parece que vuelve a salir, vuelve a coger la dirección con la que llegó", deshace sus pasos, "anda por la misma calle, en sentido contrario, hacia la misma rotonda de nuevo".

"Pudo coger un autobús, aunque no tenía sentido que cogiera uno hacia los pueblos, pudo haberse equivocado y cogerlo", lamenta su hija

"Pedimos a todos los establecimientos que tengan cámara de seguridad que, por favor, revisen sus grabaciones o las entreguen a la Guardia Civil, podría resultar clave para dar con su paradero".

Buscan, piensan e intentan repetir los pasos que Isabel dio después, cuando todo se funde a negro. "Una de las opciones es que haya cogido un autobús, por eso hemos batido Madrid centro", cuenta Yoanna. "Y, aunque no tenía sentido que cogiera uno hacia otras localidades, porque no son lugares donde haya ido, podría haberse equivocado, por eso hemos empapelado también todos los pueblos cercanos".

Reconoce y recuerda su nombre

Diagnosticada de Alzheimer desde hace 2 años, "aunque no estaba muy avanzado", Isabel no hacía ningún tipo de actividad "que requiriera ninguna responsabilidad", afirma Yoanna. "Hablamos desde lo más mínimo, como coger una llamada". Tomaba medicación para que el avance fuera más lento. No la llevaba encima, sí su documentación, tampoco llevaba teléfono. "Durante el último año no usaba su móvil sola, nosotros le pasábamos la llamadas. Estaba siempre con alguien, no iba a ningún sitio sin compañía".

No ha perdido su identidad. "Ella reconoce a todo el mundo, al menos hasta el día en que desapareció", afirma su hija. "En Grecia, sus últimos días, igual, reconoció a todos". El Alzheimer, en cambio, mermó su orientación espacial, temporal: "otra cosa era con lugares, direcciones, teléfonos…".

"Responde a su nombre", explica su hija, "por lo que es importante que, si alguien cree verla, reconocerla, por favor que la llame, ella se dará la vuelta".

"Un gesto típico de ella es morderse el labio de abajo. Se lleva la mano al labio inferior y lo coge con los dedos", describe su hija

De complexión normal, Isabel mide 1,65 m. Tiene ojos marrones y el pelo a media melena, rubio, canoso. Camina normal, "es fuerte, pero está enferma", podría estar desorientada, cansada. "Un gesto típico de ella es morderse el labio de abajo. Otro es sujetar el codo con una mano y, con la otra, cogerse el labio y morderse también la parte de debajo".

Antes de la enfermedad, hablaba un griego perfecto. El Alzheimer le afectó a la expresión. "Cuando hablas con ella hay cosas que deducimos por el contexto", describe su hija. "Son conversaciones que, desde fuera, quizá no tienen mucho sentido. A una persona que la escuche y no sepa lo que le pasa puede resultarle inconexo. Hay palabras que no encuentra y entonces da una vuelta para intentar encontrarla, da rodeos".

Abierta, simpática, "últimamente estaba más desinhibida", describe Yoanna, más sociable, "hablaba con gente que no conocía, opinaba, comentaba".

En el momento de la desaparición vestía unas mallas de ciclista negras, una camiseta de rayas, un bolso marrón claro con estampado de dibujos, unas chanclas azules y una pamela (que podría haber perdido).

Su familia pide ayuda: "por favor, si alguien cogió un autobús en esa franja horaria que tuviera conexión con Navalcarnero. Si alguien la ve por la calle, si alguien tiene algún dato... que contacte con la Guardia Civil, con policía, con emergencias".

Isabel en otra de las imágenes cedidas por su familia; ahora tiene el pelo algo más largo.

Hacen un último llamamiento, un ruego, "no suele ser frecuente que den servicio en Navalcarnero, pero si algún taxi estuvo por allí el viernes 19, sería importante conocerlo". No se detienen. Buscan, atienden a redes, no dejan el teléfono. Han llegado algunos avistamientos desde Móstoles: "no era mi madre". Buscan sin descanso, no pueden dejar de hacerlo.