¿Cuál fue la causa de la muerte de Arliene Ramos? Según la forense que realizó la autopsia del cadáver de la primera víctima mortal del presunto asesino en serie Jorge Ignacio P. J., quien descartó una intoxicación aguda por cocaína, se trataría de una muerte por causas naturales. No obstante, a sus vagas argumentaciones para llegar a dicha conclusión, basada principalmente en la baja concentración de metabolitos de esta droga en sangre, que podría haber sembrado dudas entre los miembros del jurado, respondieron los especialistas del Servicio de Química y Drogas del Instituto Nacional de Toxicología, con sede en Barcelona, donde se analizaron, entre otras, la muestra de sangre tomada en el hospital entre seis y siete horas después de que Arliene fuera encontrada agonizando en una casa de citas de la plaza Cánovas de València.

Estos peritos cuestionaron la fiabilidad del resultado de la autopsia al reconocer que el tiempo transcurrido entre la posible intoxicación y la toma de la muestra en el hospital habría favorecido la metabolización de la cocaína (su desaparición en el organismo) y que la concentración en sangre habría sido muy superior si se hubiera tomado esa muestra mucho antes. Eso sí, no han podido establecer qué grado de concentración habría seis horas antes, como es obvio, dado que esa muestra no se tomó.

Aunque reconocieron que en la muestra analizada la concentración de metabolitos de la cocaína no era especialmente elevada, sí explicaron que «es importante el momento en el que se tomó la muestra», así como los fluidos (sueros) que le suministraron los servicios médicos del SAMU y de Urgencias del Clínico durante la reanimación, que también contribuyeron a que la sustancia se metabolizase más rápido.

Con ello corrigieron la versión mantenida poco antes por la forense del Instituto de Medicina Legal de València que realizó la autopsia, quien se enrocó una y otra vez ante las preguntas de las acusaciones en que la concentración no se veía afectada por ninguna de estas dos circunstancias.

«Deberíamos pensar que la concentración de cocaína sería mucho mayor, teniendo en cuenta que los fluidos que le fueron suministrando –como sueros– favorecen su disolución y ayuda a su eliminación», explicaron detalladamente los expertos en Toxicología, desmintiendo la rotundidad con la que la forense descartó la intoxicación aguda por drogas como causa de la muerte de Arliene.

De hecho, hasta el momento este es el único aspecto al que se puede aferrar la defensa del acusado, una autopsia que por otra parte resultaría incompleta al no haberse podido realizar un estudio histopatológico de los órganos ya que estos fueron donados por la hermana de la víctima por sugerencia del hospital, así que nunca fueron examinados.

La forense describió que cuando le llegó el cadáver de Arliene era como "una carcasa en la que no hay órganos, con lo que no se puede hacer un informe histopatológico, y tampoco veo ningún indicio de violencia externo", explica la perito. Además tampoco podían tomar nuevas muestras para ser analizadas por el laboratorio de Toxicología porque los fluidos que le habían puesto en el hospital para intentar salvar su vida le podían alterar las concentraciones, dijo, para a continuación negar ese mismo razonamiento cuando se le preguntó por el nivel de cocaína en la sangre.

Así, concluyó que la muerte de Arliene, una mujer de 31 años sana y saludable hasta que entró en la habitación con el acusado, fue por causa natural, sin tener en cuenta que se produjo de manera explosiva, con convulsiones incesantes y esputando espuma y sangre. A esto sumó otra argumentación simplista: al preguntarle por los órganos de la víctima –se le extrajeron corazón, pulmones, una cuña de bazo y una cuña de páncreas–, entiende que dichos órganos estaban bien pese a que nunca los vio.

Cuando una de las letradas resumió que el dictamen de muerte natural es como "un cajón de sastre en el que cabe todo lo que no sea violento", la forense respondió que de haberse tratado de una muerte por intoxicación por cocaína "hubiera muerto de forma fulminante", obviando de nuevo la perito que Arliene estuvo agonizando durante varios minutos en la casa de citas y que los médicos la sacaron, con esfuerzo, de dos paradas cardiorrespiratorias, de las que fue literalmente resucitada. La primera, a cargo del SAMU y la segunda, ya en Urgencias; todo ello efectos propios de una sobredosis de cocaína como reflejaron los testigos y forenses que declararon la semana pasada.

Los especialistas del Instituto Nacional de Toxicología también explicaron sus conclusiones sobre tres muestras que les llegaron del cadáver de Lady Marcela. Una de ellas resultó positivo en marihuana. La segunda muestra era una sustancia blanca mezclada con ceniza, que resultó ser cocaína con una concentración de 9,31 mg/l. La experta se mostró muy clara: "Esa concentración es letal" en cualquier persona. Previamente habían explicado los efectos de este tipo de intoxicaciones dependiendo de la edad, peso y tolerancia del consumidor, mientras el acusado asentía con la cabeza a sus valoraciones.

Por último los peritos, que también analizaron el cabello del acusado, refrendaron que no se detectó ningún rastro de cocaína u otras drogas tras analizar varios cabellos de diez centímetros de longitud, que equivalen a los diez meses previos a la toma de la muestra, realizada en mayo de 2020. Eso descarta cualquier tipo de atenuante de drogadicción y refleja lo que ya manifestaron las víctimas, que Jorge Ignacio P. no consumía la cocaína en esas fiestas blancas que él solicitaba cuando contrataba sus servicios sexuales.