El Jefe de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia ha confirmado durante su testimonio en segundo día del juicio por el asesinato de Marta Calvo el patrón idéntico que ha seguido su supuesto asesino, Jorge Ignacio P.J., en todas las agresiones. Preguntado por el letrado de la acusación, Juan Carlos Navarro, el agente no ha dudado en afirmar que existe un patrón idéntico en la conducta del acusado en todos los encuentros que ha mantenido con sus víctimas.

"Una vez que conseguimos el relato de cada una de la víctimas, vemos que refieren el mismo patrón de conducta sexual por parte del acusado", explica el sargento primero. En su testimonio, el agente subraya que todas las víctimas "son chicas que se anuncian por webs de prostitución". "Él siempre o casi siempre se muestra deseoso o interesado en mantener fiesta blanca en las relaciones sexuales", matiza.

Además, el testimonio del Jefe de Homicidios ha hecho hincapié en que todas "coinciden en que a la llegada él saca una cantidad importante de cocaína. Hablan de que la tiene que coger con ambas manos".

"La introducción de la droga es no consentida"

En este sentido, y según ha explicado en el tribunal, el acusado tiende a mostrarse muy insistente con sus víctimas para conseguir que consuman droga. "La que no quiere consumir, se muestra muy tozudo. Las que dicen que sí, va acompañado de masaje en el que introduce sus dedos en la zona anal, genital. Todas coinciden en que la introducción es no consentida", aclara, les "provoca la inconsciencia"

Por último, el agente sí ha querido añadir que en algunas de las agresiones el acusado incluyó una pequeña variación. "Hay un patrón que solo ocurre con algunas, que es a las que invita a beber. Tres de ellas refieren que pierden al conciencia total o parcialmente, con sueños profundos, con pérdida de la noción del tiempo".

Jorge Ignacio drogó a sus víctimas con cocaína y otra sustancia

Además, el testimonio de los peritos forenses ha confirmado que el cuerpo de las víctimas presentaba altas dosis de cocaína y de otra sustancia no identificada por ahora y que habría permitido compactar la droga en forma de roca.

Los datos aportados por los especialistas confirman que la dosis detectada en una de las víctimas mortales, Lady Marcela Vargas, con 9,31 mg por litro de cocaína en sangre y más de cuatro gramos de otra sustancia, está muy por encima de la dosis letal contemplada entre 0,25 y 5 mg/litro. Además, el relato de los peritos hace hincapié en que la reacción descrita por las víctimas tras la administración de la droga por vía genital no les cuadra con la típica y propia de la cocaína: "No nos cuadra la reacción que tienen la mayoría de las víctimas, porque no había esa fase inicial de estimulación o exaltación, sino lo contrario, de pérdida de consciencia". "Cuando eso se repite en cinco de las ocho declaraciones, ya no es una anécdota, sino una constante. Desconocemos qué contaminante o sustancia podía haber en ese producto que se administraba", explican.

En este sentido, matizan que el relato de las víctimas les lleva a pensar que esa cocaína estaba mezclada con otra sustancia que la apelmazaba y provocaba reacciones distintas a las de la cocaína sola. En cuanto a la posibilidad de que el acusado suministrase a las víctimas algún tipo de droga que indujera a la sumisión a la inconsciencia, el especialista reconoce desconocer "qué otra sustancia pudo agregar, en polvo, para provocar esos efectos".

El testimonio de los peritos forenses en el segundo día del juicio por el asesinato de Marta Calvo ha confirmado que el cuerpo de las víctimas presentaba altas dosis de cocaína y de otra sustancia no identificada por ahora y que habría permitido compactar la droga en forma de roca.

Los datos aportados por los especialistas confirman que la dosis detectada en una de las víctimas mortales, Lady Marcela Vargas, con 9,31 mg por litro de cocaína en sangre y más de cuatro gramos de otra sustancia, está muy por encima de la dosis letal contemplada entre 0,25 y 5 mg/litro. Además, el relato de los peritos hace hincapié en que la reacción descrita por las víctimas tras la administración de la droga por vía genital no les cuadra con la típica y propia de la cocaína: "No nos cuadra la reacción que tienen la mayoría de las víctimas, porque no había esa fase inicial de estimulación o exaltación, sino lo contrario, de pérdida de consciencia". "Cuando eso se repite en cinco de las ocho declaraciones, ya no es una anécdota, sino una constante. Desconocemos qué contaminante o sustancia podía haber en ese producto que se administraba", explican.