Mochila, bastón, cantimplora, algo de comida, barritas energéticas, saco de dormir y frontal. Dinero, lo justo, para coger el autobús, solo de ida, el que le dejaba a los pies de la ruta. Volvería caminando después. Lo había hecho antes, muchas veces. Era un experto montañero, espeleólogo, senderista, escalador. Respiraba y amaba el deporte. Juan salió de casa temprano. Aquel martes, 20 de julio de 2010, en la estación malagueña de la línea Mijas- Fuengirola, lo vieron por última vez. Eran las 9:10 horas. 

Enamorado de la sierra de Mijas, Juan Antonio Gómez Alarcón descubrió y plasmó en una guía 54 cavidades, 54 cuevas, en su montaña querida. En ella, desgranaba un sinfín de rutas con inicio y final "para que nadie se pierda" . "Quizá en esa ruta descubrió la 55 y por eso no lo encontramos”, lamenta su hermana Carmen. Desapareció.

"Vuelvo en dos días o tres", dijo antes de marchar. Tenía 32 años y muchos retos. Han pasado 12 y no saben nada de él. Mijas recuerda a su montañero con un mirador que lleva su nombre. Su familia, sus amigos, los que lo quieren, caminan en difícil equilibrio: entre seguir viviendo y seguir buscando. Escalan el dolor continuo. No hay nada que lleve a él.

Imágenes compartidas por la familia de Juan Antonio. CASO ABIERTO

Sin teléfono

"Llevaba nueve meses encerrado en casa estudiando las oposiciones", recuerda su hermana Carmen. "Se licenció en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en 2009. Un año más tarde, haciendo los tres cursos en uno (2010), se diplomó en Magisterio de Educación Física". Amaba el deporte y quería transmitirlo. "A la vez se preparó las oposiciones para profesor". Sobresaliente en todo lo que hacía, cerró el ciclo con 25 matrículas de honor. Una vez que hizo el examen, programó su salida, necesitaba desconectar. Contactó con varios amigos para programar la ruta, no podían, trabajaban, así que decidió irse él.

El destino: su sierra favorita, la de Mijas. Probablemente hizo, como muchas otras veces, la ruta de Ojén. "Cuando él usaba medio de transporte y no se iba en furgoneta es porque hacía rutas circulares", cuenta su hermana. Llegaba hasta Marbella en autobús "y ya de Marbella subía a Ojén y por la sierra volvía. En su libro hay varias rutas Ojén-Mijas". Él no regresó.

Una lesión le retiró de las pistas de atletismo, descubrió la escalada. CASO ABIERTO

Caminaba con pies expertos. No llevaba móvil, "en las cuevas no hay cobertura", solía decir, ni documentación. "Dijo que estaría máximo tres días, pero cuando se iba solo regresaba en dos porque se aburría". La alarma saltó al cumplirse el plazo. "Se fue un martes, el jueves por la noche mi hermana Ana María sospechó y el viernes por la mañana fue a denunciar”.

El dispositivo empezó tarde y acabó pronto. "Nos dijeron que había que esperar 24 horas para denunciar su desaparición. Fue el primer error, mi hermano podía estar accidentado desde el mismo martes que salió", lamenta. El sábado un helicóptero de la Guardia Civil sobrevoló la sierra. "Buscaron cuatro días, con uno de descanso al medio, y ahí cortaron. Esa es la búsqueda que se hizo de mi hermano".

"¿Cómo que vais a dejar de buscar? Cada minuto juega en contra", rogó la familia a la Guardia Civil

"Tuvo que ocurrirle algo", lamenta Carmen, que descarta con rotundidad la marcha voluntaria. No lo hizo tan firme, al inicio, el cuerpo investigador. "¿Cómo va a ser?". Recién licenciado y graduado, acababa de hacer de su pasión su profesión. El día anterior pagó las tasas de su título universitario. La tarde antes, estuvo en una juguetería comprando un regalo para su sobrino, el primer hijo de Carmen, que estaba a punto de nacer. Tenía planes, sueños, retos. "No sabía si alquilarse un piso con un amigo o ir a Irlanda con el primo de una amiga suya para, de paso, mejorar su inglés". Los fines de semana trabajaba en una empresa de multiaventura, turismo activo. Juan Antonio estaba feliz.

"Tú piensas que tu familiar a lo mejor está herido, que si buscamos llegamos a salvarlo...". La agonía era intensa. Inmensa. En la mente de Carmen, embarazada de ocho meses, se grabó una escena de una película, la de 'El paciente inglés': "Tengo clavada la escena de la película en la que la chica se queda en la cueva y ve cómo van pasando las horas...". No dejaba de mandar a su hermano fuerza y ánimo para aguantar.

Naturaleza y deporte, define la vida del joven desaparecido. CASO ABIERTO

"Se puede comprender que los recursos no son infinitos, pero cuatro días para una sierra tan grande no tiene sentido", lamenta Carmen. "Juan es joven, sabemos que tenía barritas energéticas, bocadillos… pensábamos que si estaba atrapado en algún sitio podía seguir vivo". 

Ellos buscaron solos. A fuerza de llamar a puertas, consiguieron un batallón de voluntarios. José Ángel Sánchez, jefe de la Policía Local de Guadalix de la Sierra (Madrid) en este momento, y creador del método de Búsqueda en Grandes Áreas (BGA), viajó hasta allí. Reunió casi 300 efectivos. No se halló indicio ni nada que lleve a Juan. Que sea experto, montañero, espeleólogo, dificulta la búsqueda. "Si se quedó atrapado será en un sitio de difícil acceso, no en un sendero", sostienen.

La cueva 55

La hipótesis principal es que Juan sufriera un accidente. Que encontrara una cueva, desconocida, la número 55 es una opción que nunca han podido descartar. "Juan Antonio amaba la sierra", cuenta Carmen.

Empezó a editar la guía de esa sierra con 14 años, se publicó en 2006. En su libro, menciona 54 cavidades, "es posible que mi hermano esté atrapado en la 55, que descubriera alguna nueva y no pudiera salir, por eso quizá no lo encontramos". En las 54 identificadas se miró sin éxito.

"Creo que mi hermano aparecerá, pero será por casualidad", apunta Carmen

Doce años después la vida es otra. Tienen fe, la de encontrarlo, pero no con operativos ni batidas. "Hemos buscado en muchos sitios, es muy complicado. Yo no pierdo la esperanza de que se encuentre, pero sé que será de casualidad, como montones de veces se han resuelto casos", lamenta.

"La mochila pesa demasiado", pero sacan fuerzas. Se contagian del propio Juan, "trabajador, muy constante, luchador". Los que lo quieren también luchan: contra el olvido. Y sueñan. "Cuántas veces soñamos con Juan Antonio, que vuelve o que simplemente está aquí. Nos despertamos llorando agarrándolo de la ropa para que no se vaya nunca más...".

Juan Antonio en una foto del álbum familiar.

Dedicó su vida a la montaña, al deporte, "empezó con el atletismo". No se le dio mal: "ha estado en el campeonato de Andalucía en varias ocasiones, en el campeonato de España también, en atletismo en pista". Una lesión le llevó a escalar. Se enamoró de la montaña, de las rutas, de las cuevas. Su familia mira a la sierra, su refugio, su vía de escape. La meta de esta carrera es encontrarlo. No lo ven, pero sienten que siempre está.