La Audiencia de Las Palmas ha dictado condenas que van de 10 a 24 años de cárcel en el sumario sobre los malos tratos que sufrieron tres hermanas en Gran Canaria mientras eran menores de edad: víctimas de abusos sexuales de su padre, primero, y su padrastro, después, además del clima de "terror" que generó sobre ellas su madre a base de golpes.

La sentencia declara probado que desde que tenían dos, tres y cinco años hasta una década después, las menores recibieron "continuas agresiones físicas" de su madre, en forma de patadas o golpes con el cepillo, generalmente tras "los enfados" de la procesada "con el o la que fuera su compañero/a sentimental en cada momento o simplemente porque la molestaban".

En esas circunstancias, la acusada, de 41 años, generó "un estado de angustia y terror permanente" sobre sus hijas, al que también contribuyó el comportamiento del padre de dos de ellas, que las pegaba, les tiraba del pelo, les hacía pasar hambre, les daba comida en mal estado o les cortaba la luz de la vivienda.

Este acusado, de 63 años, también sometió a abusos sexuales "en numerosísimas ocasiones" a su hija mayor, cuando esta tenía 14.

De acuerdo con la sentencia, el padre conseguía someter a la niña a prácticas sexuales bajo dos amenazas: o bien hacer que sus hermanas pequeñas pasaran hambre, o bien contar a su madre que "se habían portado mal, lo que conllevaría que esta les pegase".

Las otras dos niñas acabaron sufriendo también los abusos del padre: en una ocasión, cuando tenían nueve y doce años -recoge el tribunal en el relato de hechos probados-, el procesado entró en el baño mientras se duchaban y les realizó tocamientos.

La situación no cambió cuando en las vidas de las niñas entró otro hombre, la nueva pareja de su madre, el tercer procesado del caso. La Audiencia considera acreditado que ese hombre, de 56 años, "entre seis o siete ocasiones", obligó a una de las niñas, que tenía doce, a hacerle felaciones o ver cómo se masturbaba.

Como consecuencia de todo ello, las menores no solo sufren problemas como falta de autoestima, estrés postraumático, pesadillas, comportamientos autodestructivos, incapacidad para controlar los esfínteres de noche, "vergüenza y desesperanza", sino que su vida ha sido todo un "constante peregrinaje entre centros de acogida, acogimiento familiar y guarda de personas de su entorno", resume el tribunal.

La sentencia, contra la que cabe recurso, impone 24 años de cárcel al padre por cuatro delitos de abuso sexual a menores y tres de malos tratos; 13 años y medio de prisión al padrastro, por un delito continuado de abuso sexual a menores; y diez años de reclusión a la madre, por tres delitos de malos tratos y uno de lesiones.