Un hombre condenado en Elche por cuatro delitos de maltrato y otros dos de amenazas cometidos contra una mujer ha sido sentenciado a otros diez meses y 16 días de prisión por quebrantamiento de pena con respecto a la misma víctima. La cuestión es que el maltratador ha recurrido esta última condena alegando que fue la víctima la que le comunicó directamente que podía volver a compartir morada "porque una jueza le había autorizado a hacerlo durante el confinamiento".

Los hechos se remontan al pasado 7 de julio de 2020, cuando efectivos de la Policía Nacional fueron avisados para que acudieran a un domicilio en Elche ya que al parecer una mujer solicitaba que expulsaran a su pareja de la vivienda con el argumento de que estaba ebrio. Al llegar al domicilio, la mujer les informó que el hombre en cuestión era su expareja y que quería que abandonara la vivienda.

Al identificar al acusado, los policías pudieron comprobar que tenía una prohibición de aproximarse a la mujer. El hombre "no hizo declaración alguna al hallarse en un evidente estado de embriaguez", según la sentencia, mientras que la víctima manifestó a los agentes que era cierto que el acusado contaba con esa prohibición, pero que ambos habían estado viviendo juntos porque una jueza les había permitido hacerlo durante el confinamiento.

Posteriormente se supo que el maltratador se marchó a vivir con la víctima el 14 de abril de 2020 y que allí permaneció hasta su detención, en julio pasado.

Y todo ello a pesar de que en febrero de 2019 se había condenado al hombre a, en total, 96 meses de penas de alejamiento a no menos de 200 metros, entre otras medidas.

El caso es que el maltratador recurrió al entender que se encontraba en el convencimiento de que la autorización de su expareja le permitía reanudar la convivencia, pues la jueza se lo había permitido, según le manifestó. El tribunal terminó por desestimar el recurso ya que el cumplimiento de la pena no puede quedar al arbitrio de la víctima.