Uno de los dos arcos del puente Mantible que quedan en pie, cuya datación se calcula que es de la época romana y que está situado sobre el Ebro, entre Logroño y el municipio alavés de Assa, ha colapsado en las últimas horas, según los primeros indicios, por las condiciones climatológicas o por el empuje del río.

El derrumbe parcial del arco situado en el barrio logroñés de El Cortijo se produjo este domingo, y el Ayuntamiento de Logroño ha anunciado esta mañana que lo restaurará y reconfigurará el proyecto que ya estaba en marcha para consolidar el puente Mantible, Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de monumento nacional, desde 1982.

En la actualidad, a este puente, que en sus orígenes tuvo seis arcos de medio punto, solo le quedan dos: uno situado en la orilla del Ebro a su paso por Logroño, y otro en el término de Assa.

El concejal de Patrimonio de Logroño, Adrián Calonge, ha asegurado, en una rueda informativa, que "la situación es que el arco ha colapsado y se ha caído sin que se hubiera podido hacer nada".

Este lunes se están analizando los restos que quedan para buscar una explicación a su caída, que puede pasar, ha dicho, por las condiciones climatológicas o porque el empuje del río sobre la pila dos del puente haya hecho que esta continuase su giro, "rompiendo el frágil equilibrio que hacía que todo el conjunto estuviera en pie".

Ha recordado que estaba en marcha el proceso de licitación para el proyecto de consolidación y restauración de los restos logroñeses del puente, aunque ha reconocido que lo sucedido es "un fracaso político -no técnico- de los partidos que han tenido responsabilidad municipal desde 2003 y no han hecho nada para su restauración".

En agosto de 2019 se hizo una prueba subacuática, que puso de manifiesto la existencia de una oquedad bajo la pila dos, que hacía que esta girase y afectase al resto de la estructura del puente.

Ante la "gravedad" de la situación, ha dicho, los técnicos municipales comenzaron a trabajar para poner en marcha de forma urgente un proyecto que recuperara el puente, que pasaba por una asistencia técnica para la elaboración del proyecto, que debería haber estado hecho en mayo, pero, debido a la paralización administrativa derivada de la pandemia, se retrasó hasta septiembre.

Las obras hubieran comenzado a finales de noviembre, pero fue inviable por la peligrosidad del río para la seguridad de los trabajadores, y se preveía hacerlo la próxima primavera.