Una pareja homosexual mallorquina aún no acaba de dar crédito al ataque homófobo que sufrió la tarde del pasado sábado en la terraza de un bar de Palma. Cuando los dos hombres tomaban cañas y raciones, en compañía de una amiga, un joven suizo se les acercó por la espalda y soltó una sentencia antes de agredirles. "Os habéis dado un beso de manera homosexual. En el nombre de Dios, yo os castigo", sentenció.

«La verdad es que no me acuerdo ni siquiera si le llegué a dar un beso en ese momento a mi pareja. Éramos tres amigos que estábamos conversando, riendo y tomando cañas y raciones en la terraza de un bar", explicó el miércoles la mayor de las víctimas, de 40 años. El más joven de los dos, de 30, se llevó la peor parte. Recibió incluso un puñetazo en pleno rostro y él empujones por la espalda.

Hasta ese instante, todo transcurría con normalidad en ese pequeño bar de tapas de la calle Médico José Darder de Palma. A las cuatro de la tarde, nada hacía presagiar que la pareja gay iba a sufrir una agresión homófoba en Palma. "Recuerdo que estábamos uno al lado del otro. De pronto, un chico que se parecía a Van Gogh nos tocó en la espalda. Era pelirrojo, con barba, tenía la piel muy blanca, con pecas y un marcado acento extranjero", le describió. No le conocían de nada. Tampoco estaba en el local ni en la terraza, pero fue directo hacia ellos con una inequívoca intención violenta.

El sujeto que les atacó tampoco les dio la impresión de encontrarse bajo los efectos del alcohol. "Al menos no lo parecía", precisó la víctima más veterana del ataque.

El joven helvético, de 27 años, dijo actuar impelido por un supuesto mandato divino. Tras la amenaza, pasó a los golpes sin solución de continuidad. "Levantó la mano para darnos, le dio (a su pareja) y yo empecé a forcejear con él. Solo queríamos que se fuera de allí", aseveró.

El forcejeo con el agresor se volvió eterno. "Estuvimos un buen rato así", indicó el afectado. Algunos clientes del establecimiento donde se encontraban tomando unas tapas acudieron en su auxilio. No obstante, el agresor seguía ensimismado atacando a la pareja homosexual. "Cuando se lanzaba a por uno de nosotros, el otro lo quitaba de encima", puntualizó la víctima.

El atacante homófobo, por fortuna, no mostró mucha precisión en los golpes. Las víctimas pudieron esquivarle en repetidas ocasiones mientras el agresor daba puñetazos al aire una y otra vez. "Estábamos flipando con lo que nos estaba pasando", abundó uno de los afectados. Mientras tanto, muchos clientes gritaban para tratar de que el individuo que se había abalanzado sobre la pareja desistiera en su actitud. También trataron de apartar sin éxito al sujeto de las dos víctimas.

En vista de que la agresión podría derivar en algo más grave, la dueña del establecimiento llamó por teléfono a la Policía Nacional. "Fue increíble. En un minuto ya estaba una patrulla en la puerta del local", subrayó uno de los miembros de la pareja.

Una vez que llegaron los agentes al bar y preguntaron qué estaba ocurriendo, el joven suizo no tuvo reparos en reconocer que había agredido a la pareja mallorquines porque eran homosexuales y se habían dado un beso. Acto seguido, el individuo se zafó de los agentes y propinó un puñetazo a la víctima más joven en pleno rostro "a sangre fría". Los policías fueron más expeditivos y le redujeron para que no pudiera proseguir con su despliegue de violencia.

Un cuchillo en el pantalón

A continuación, los policías hicieron apoyar las manos al agresor sobre una furgoneta estacionada en la calle Médico José Darder. También le instaron a separar las piernas mientras le sometían a un exhaustivo cacheo. Entonces, los agentes le intervinieron un cuchillo que ocultaba en su pantalón. Los funcionarios le detuvieron por un presunto delito de odio.

Una vez que el joven suizo fue conducido a los calabozos de la Policía Nacional, la pareja mallorquina empezó a asimilar la situación que les había tocado vivir. "Él (su pareja) estaba más bajo. Yo traté de tranquilizarle. Los dos tenemos los pies en la tierra", puntualizó el veterano de los dos.

En cualquier caso, lo sucedido les sobrepasó por completo. "Nunca me imaginé que pudiera pasarme una cosa así hoy en día", subrayó. "Nunca en mi vida habíamos tenido un ataque homófobo. Ni siquiera en el colegio", explicó. Otro aspecto que no podían entender era que una persona joven, como el atacante, pudiera comportarse de esta manera. Una vez que se restableció la calma en el lugar, empezó a aflorarle otros sentimientos. "Lo que tuvimos fue una profunda sensación de rabia", abundó.

Tras el ataque homófobo, la principal preocupación de la pareja pasa porque se vuelvan a topar con el agresor. "Si ha hecho eso, pienso que es capaz de cualquier cosa. Me preocupa que otra vez saque el cuchillo que llevaba encima y nos lo clave".