Dos excavadores trabajan este miércoles en diversas zonas del vertedero derrumbado en Zaldibar (Bizkaia) en la búsqueda de los cuerpos de los dos trabajadores que quedaron sepultados por el desprendimiento registrado el pasado 6 de febrero.

Poco antes del derrumbe, varios testigos sitúan a Joaquín Beltrán y Alberto Sololuce en los alrededores de una caseta en la parte alta del vertedero, pero desde allí se pudieron desplazar hasta 30 o 70 metros por los movimientos de tierras registrados, según ha informado este miércoles un técnico del departamento vasco de Seguridad en la comparecencia habitual tras la reunión de la mesa de crisis.

El problema, según ha dicho, radica en que no se puede acceder a la parte alta por la inestabilidad del terreno, por lo que se está trabajando desde los laterales para llegar a la zona de búsqueda y se ha fijado un área "donde es casi seguro" que se encuentre uno de los desaparecidos y, "con grandes posibilidades", el segundo operario.

Un técnico de la unidad de rescate de la Ertzaintza ha resumido las actuaciones realizadas desde el 6 de febrero cuando ocurrió el derrumbe hacia las 16:20 horas y llegó a sepultar la autopista A-8, una de las principales vías de comunicación de Euskadi, por lo que además de acudir a intentar rescatar a siete personas que inicialmente se comunicaron como desaparecidas, habría que barajar la posibilidad de que la tierra sobre la carretera hubiera atrapado a más personas.

"Tecnología vanguardista y de tomografía"

Superados esos primeros momentos "de información confusa y que llegaba con cuentagotas", los helicópteros y los drones buscaron a los dos operarios por si hubieran quedado "semisepultados en toda esa lengua de tierra". Se recurrió también a "tecnología vanguardista y de tomografía" para analizar la estabilidad del terreno.

"Todos los trabajos de búsqueda dependían de que los ertzainas pudieran colocar sensores en la ladera" para medir su movimiento, en una operación muy difícil ya que se movían en "un escenario dantesco", ha explicado.

"Aún existe ese riesgo" de un nuevo derrumbe, ha explicado el viceconsejero de Seguridad, Josu Zubiaga, por lo que la búsqueda se debe desarrollar midiendo en todo momento la evolución del terreno y calibrando el riesgo para los operarios en el terreno y también para las personas que circulan por la autopista y los vecinos de la zona, y la comisión técnica detallará mañana las medidas preventivas que se van a adoptar.

Ha puntualizado que a la inestabilidad del terreno se suma la dificultad para entrar en la zona de búsqueda de los desaparecidos, ya que primero hay que retirar residuos y depositarlos en otro lugar. Por ello, se ha comenzado a construir en las proximidades una celda con las máximas garantías de seguridad ya que albergará unas 100.000 toneladas de tierras con la consideración de residuos peligrosos por contener placas de fibrocemento con amianto.

Ese material obliga el equipo de rescatadores, bomberos, ertzainas y personal de emergencia que trabajan sobre el terreno, a cumplir los requisitos en materia de seguridad y salud, por lo que deben emplear buzos desechables y máscaras, si bien el Gobierno vasco ha tratado de tranquilizar al aclarar que "solo un 0,16 % de los residuos" correspondían al material que contenía amianto.

Calidad del aire

Mañana llegarán los resultados de las mediciones sobre la calidad del aire de los municipios de la comarca y que, según prevé el Ejecutivo, habrán mejorado tras la extinción del incendio y, por ello, el departamento de Salud prevé que podrían levantarse las recomendaciones de cerrar las ventanas y evitar hacer deporte al aire libre para evitar la exposición a dioximas y furanos.

El portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, ha acudido esta mañana a la localidad vizcaína y ha realizado un recorrido por las proximidades del vertedero para observar cómo se están efectuando las labores de búsqueda de los desaparecidos y de estabilización de la ladera.