Jorge P. J., el hombre de 37 años que está siendo intensamente buscado por las fuerzas de seguridad por su presunta relación con la desaparición de Marta Calvo hace hoy 22 días en Manuel, durante una cita entre ambos, fue detenido en abril de 2008 en Italia con nueve kilos de cocaína de alta pureza, valorada en ese país en más de 405.000 euros -allí esa droga se paga a en torno 45.000 euros el kilo, mientras que aquí ronda los 30.000-.

Jorge era, al parecer, el hombre de confianza de un grupo de traficantes asentados en València y que le confiaron el éxito de la entrega de ese cargamento en Brescia (norte de Italia, entre Milán y Verona). Y, para pasar desapercibido, se llevó consigo a su abuelo, de 75 años y aparentemente ajeno a la transacción.

Ambos fueron detenidos a mediados de abril de 2008 por agentes de una patrulla de Carabinieri que los interceptaron en el peaje de la salida Brescia Oeste de la autopista A4. Los policías pararon en primer lugar un Audi A4 con matrícula española conducido por un hombre de nacionalidad rumana y domiciliado en València.

Minutos después, llegó al peaje un segundo coche, un Volkswagen Bora, también con matrícula española, por lo que los carabineros le dieron el alto en la certeza de que estaba relacionado con el primero. En el interior viajaban Jorge P. J. al volante y su abuelo como copiloto.

Los agentes, que habían montado el control porque tenían una información previa de que iba a llegar un cargamento de droga, sometieron el Audi A4 a una intensa inspección que permitió encontrar nueve paquetes de cocaína, de un kilo cada uno, ocultos en una caleta (escondrijo para droga) creado en el parachoques trasero del vehículo. Como ocurre siempre en este tipo de ocultamiento, la caleta era accesible desde el maletero y se abría accionando varios dispositivos del salpicadero de manera simultánea.

Una vez hallado el estupefaciente, los carabineros detuvieron a Jorge, a su abuelo y al conductor del otro coche por un delito de tráfico de drogas a media escala, que les comportó sendas penas de prisión en Italia.

Una vez que cumplió la condena impuesto por los tribunales italianos, Jorge P. J. regresó a España y se instaló de nuevo en València. En principio, no se le conoce ningún oficio, por lo que la Guardia Civil sospecha que se estaba dedicando de nuevo al narcotráfico, por lo que uno de los objetivos del equipo compuesto por el grupo de Homicidios de València y el de la UCO desplazado desde Madrid para apoyar al primero centra parte de sus esfuerzos en detectar para quién o con quién trabajaba Jorge, dado que es obvio que ha recibido ayuda para huir.

En distintos puntos de España

Cuando fueron detenidos, tanto el fugitivo como su abuelo residían en Gandia. Pero, además, Jorge P. J., colombiano y de 37 años, estuvo residiendo en Badajoz, donde tuvo su primer tropiezo con la Justicia.

Ahora, y desde marzo, se había instalado a caballo entre la casa alquilada en el número 9 de la calle Sant Joan Bautista de Manuel y un piso que tenía también en renta, en el número 40 de la calle Isabel la Católica de l'Énova, a 30 kilómetros de distancia de la anterior. Ambas viviendas habían sido alquiladas a nombre de la madre de Jorge.

Registros con pocos resultados

El grupo de Homicidios de València tenía localizados los dos domicilios desde hace días, tras rastrear todos los contratos de alquiler a nombre de la madre del fugitivo, residente en Mallorca, pero no fue hasta ayer cuando se realizó la inspección ocular de esta segunda vivienda en la que, en principio, no se ha encontrado nada de interés que pueda ayudar a localizar a Marta o al presunto responsable de su desaparición.

Tampoco parece haber resultados demasiado elocuentes en la minuciosa inspección ocular realizada en la vivienda de Manuel en la que desapareció la chica, de 25 años y natural de Estivella, y que está siendo milimétricamente 'destripada' por el Equipo Central de Inspecciones Oculares (ECIO) de la Guardia Civil, junto con el responsable le laboratorio de Criminalística de la Comandancia de València. Aún así, la revisión de cada rincón de la casa proseguirá hoy, siguiendo el estricto protocolo impuesto en casos de desapariciones y acciones criminales, hasta que hayan revisado por completo la vivienda.

Por lo que respecta al paradero de Jorge P. J., una de las hipótesis que se barajan es que haya huido de España con el apoyo de algún amigo o de algún codelincuente, y no se descarta que pueda haberse hecho con documentación falsa para poder viajar fuera del territorio europeo. Sin embargo, de momento la Guardia Civil no ha solicitado al juez de Instrucción número 6 de Alzira ninguna orden de detención internacional ni europea, porque los investigadores no consideran agotada la posibilidad de que permanezca en territorio español, oculto en casa de algún conocido, esperando a que amaine la presión policial y mediática.